Hubo coincidencia entre el ex Presidente Alberto Fernández y el actual Javier Milei. Si de acá en más hubiese silencio, usted podría completar lo que queda de la editorial con las cosas que se parecen. Pero puntualmente sobre el tema Venezuela ambos le agradecieron a Lula por hacerse cargo de la embajada Argentina en el país de Maduro.
Las embajadas son lugares físicos que se rigen a diferencia del resto del país donde se encuentran por la legislación de la nación que representan.
El libro Eva y Juana de Gabriel Russo hace referencia a un hecho verìdico en el cual una española puso una bomba en la embajada argentina en el país Ibérico porque el Gobierno argentino le daba entidad a Franco. Cuando el dictador español procedía a firmar su pena de muerte, no lo pudo hacer porque fue juzgada por la Ley Argentina.
Eva Peròn salvò a Juana Doña.
Por eso es raro que en un espacio legislado por nuestro país hayan izado otra bandera. De Milei hay poco para agregar porque mucho no se espera de él, ni siquiera su propio electorado en el que no está entre las cuestiones centrales su relación con otros mandatos, o no le reprochan si después claudica. Alberto Fernández perdió lo único que hacía bien que era hablar mediante redes sociales.
Lula es el Presidente de Brasil, no un amigo. Podrá ser el suyo pero ocupa la representación de un pueblo.
Al país carioca le conviene ser el faro de la región, pero así también su conveniencia está en tener una buena relación con nuestro país siempre mirandonos de arriba, pero buena en fin.
El esfuerzo porque Argentina ingrese a los BRICS no lo hizo de amigo del pueblo nacional, lo hizo porque es una alianza estratégica. Lo mismo con sus amenazas, dice “si Milei me nombra retirar mi embajador y las relaciones comerciales”. El Presidente Argentino lo puteo en castellano, en portugues, en hebreo, en inglés… no pasó nada. ¿Por buen tipo? Porque le conviene, y está bien que su apoyo está condicionado a la mejora para el pueblo brasileño. Lo que no es bueno es analizar que esto se produce por la voluntad de Lula de la patria grande.
Cuando hablen del último intento de dolarización en la región y sus resultados. Javier Milei deberá mirarse en el espejo de Maduro, ahora si vamos camino a Venezuela. El bimonetarismo cotidiano, es decir, el Presidente bolivariano no propone el dolar para el ahorro sino para comprar en el supermercado, pasado en criollo, lo que Caputo dice cuando habla de empezar a gastar los dólares.
Los supermercados en Venezuela rebalsan de alimentos en las góndolas pero menos lo pueden comprar.
Con los problemas Argentinos no estamos para hablar de otro país. La alianza Macri-Milei, y el affaire Villarruel pulveriza los sueños de una rápida recuperación del peronismo. Ahora la derecha es como los gatos y cuando parece que se pelean se están reproduciendo.
Tan cambiadas están las cosas, que el término “tronar el escarmiento” supo ser direccionado por el general para aquellos que impongan un gobierno contra el pueblo, sin embargo el pueblo lo hizo tronar el año pasado, lo raro fue que tronó contra los dirigentes peronistas cansados. Es decir el sujeto seguia siendo el mismo, lo que cambio es el concepto: el peronismo no representa a los màs vulnerables ni a los trabajadores, el peronismo no es el pueblo.
No hay que enojarse con eso, hay que pensarlo. Años tapando el debate y votando cuanto candidato deciden los popes hicieron que gobierne Milei.
La solución argentina saldrá de Argentina, ni de Estados Unidos, ni de Rusia. Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino.
En lo que se parece la situación de la embajada con Brasil es que nos hace acordar de Roberto Carlos, no el jugador de la selección verdeamarela porque acá nadie te tira un buen centro, sino con el cantante que quería tener un millón de amigos.