TAN PARECIDOS

Había una vez. En un lugar muy cercano al que usted lee estas líneas en el que algunas canciones se hacen realidad.

Las palabras del Reino del Revés ingresaron por los oídos y se encarnaron en esa sociedad. Con el correr de los años, un ladrón fue vigilante y otro juez.

Y digitaron el devenir del pueblo sonriendo a medias, dejando la otra parte de la boca con un gesto adusto, precisamente esa mitad que le enfocan desde los medios.

La televisión, los diarios, y los sitios webs más mirados nunca llegaban a tiempo y se quedaban con lo superficial, nunca mostraban el lado oscuro de la luna y no por un tema de distancia sino de subestimación. De hecho, en algún momento se habló de los sótanos de la democracia, luego los compartimentos estancos, pero en la actualidad un representante del pueblo se juntaba en el bar de la esquina de su trabajo para decir que cuando asesinen a la persona con mayor caudal de voluntades del espacio mayoritario, él iba a estar de viaje.

Que contar de la historia de este lugar…tan parecido a donde usted y yo vivimos. Se comenta que la historia la escriben los que ganan, ¿Qué es ganar?.

Ese lugar sufrió invasiones, sin embargo se impuso y logró conservar su soberanía. Ganó. ¿Ganó? Porque de dónde hablamos también se padecieron golpes, y bombardeos que triunfaron con total apoyo de esa potencia que había “perdido”.

«Toda victoria es relativa y toda derrota es transitoria», dijo el poeta Octavio Paz.

La historia… no siempre la escriben los que ganan. Otro representante de ese pueblo, de una porción minoritaria de él siempre hablaba de una época dorada donde, por supuesto, no había nacido en la que esa nación fue potencia mundial por su PBI, las vacas, los pollitos, y coso.

Casualmente fue muy cercana a la época donde en una semana, trágica por cierto, se reprimió y masacró (disculpe la dureza de este cuento, pero la literatura también es memoria) al movimiento obrero en esa ciudad capital que describen como llena de riqueza.

Quizá no se enteró este representante del pueblo nacional, que por esa fastuosa época el sur se volvió rebelde y que en el norte se masacraron indígenas bajo órdenes de un gobernador de igual apellido al que muchas décadas más tarde firmaría al pie las anotaciones de supuestos cuadernos.

Si un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla imagínese si la conoce cambiada.

Sin embargo hay un colorín colorado. Sepan que olvidar lo malo también es tener memoria, decía un personaje gauchesco de ese lugar.

Y hay un final feliz. Casi por un pensamiento lógico en donde domina lo irracional, es un argumento válido cuando las premisas son correctas y la conclusión no puede ser de otra manera. Si los días más felices que tuvo ese pueblo para la grandeza de su nación, fueron y son de una manera…está claro que también lo serán sólo de esa forma.

Puede ser en unos meses, años, décadas, pero a pesar de las bombas y los fusilamientos su destino felizmente está marcado.

Sucede que en este cuento sobran actores y faltan protagonistas.