La centralidad informativa de este finde semana largo la ocupó Cristina Fernández de Kirchner pero no para hablar de su condena sino de la rabia que generó en ciertos periodistas y buena parte de la sociedad sus salidas al balcón para saludar a la militancia.
Como un recuerdo de las elecciones del 2021 cuando el entonces oficialismo perdió en primarias y acortó la distancia en las generales, pero igualmente perdió. Había festejos en el bunker y los analistas decían “¿Qué festejan? ¿No se dan cuenta que perdieron?”.
Es que durante años llenaron de tapas los matutinos con caricaturas de Cristina con ropa de presa y un gesto adusto. Nunca se esperaron que no se iban a encontrar con la exPresidenta sonriente. Para colmo, en su brutal falta de inteligencia están dando la herramienta necesaria para generarles una úlcera, la mandataria sabiendo lo que molesta su sonrisa bien podría fingirla para irritabilidad de los gorilas.
Argentina tardó mucho tiempo en salir campeona del mundo en fútbol. De 1986 a 2022. La camada de periodistas que estaban instalados en los medios deportivos hegemónicos eran derrotistas, no tenían más discursos que esos para la selección. En el momento que Argentina comienza a ganar títulos quedaron en offside, sucedió algo que no esperaban.
Hay periodistas que hace 20 años hablan de la cárcel de Cristina, programas enteros con invitados que aseguraban que la ex Presidenta iba a ir a la peor de las mazmorras, sin derecho a nada.
¿Y ahora?
Ya salió la condena firme, ¿de qué van a hablar?
¿Del Correo?, ¿de Libra?
Hoy se cumplen 70 años del bautismo de fuego de la aviación naval. Si bien esa fuerza era la más antiperonistas, no es que el resto eran ultra peronistas. La Fuerza Aérea que fue creada con el Brigadier De La Colina, en la Presidencia de Farrell y Vicepresidencia de Perón, no aportó aviones meramente por un hecho logístico dado que en el Palomar sólo tenía naves de entrenamiento.
La primera vez en la historia mundial que fuerzas armadas bombardearon la Plaza central de su ciudad capital.
De hecho el embajador estadunidense en nuestro país bajó la administración del republicano Eisenhower en el país del norte, Albert Nufer le advirtió que lo que Perón había programado como un acto de desagravio a nuestra bandera luego de que un grupo que luego se conoció como policías infiltrados la habían quemado.
La motivación del golpe fue bien gorila.
Y con una cuestión importante. ¿Lo quisieron matar a Perón?
No costaba conocer su agenda diaria, los horarios en los que se movía de la residencia a la Casa Rosada, sin embargo tiraron 9.500 kilos de bombas y dispararon miles de balas de 7,65 y 20 milímetros.
El ejército, la otra fuerza que me faltó mencionar, se mantuvo leal al Presidente constitucional y fueron claves para repeler el ataque.
Los golpistas se dieron cuenta que habían “fracasado”. En el Ministerio de Marina, uno de los líderes del levantamiento, el vicealmirante Benjamín Gargiulo, se suicidó con un disparo en la cabeza, mientras que otro de los conspiradores, el almirante Aníbal Olivieri, llamó al ministro de Ejército, el general Lucero, y le rogó: “Intervenga. Mande hombres. Nos rendimos, pero evite que la muchedumbre armada y enfurecida penetre en el edificio del Ministerio”. Sin embargo, y pese a haber anunciado su rendición, ordenó seguir disparando desde las ventanas del edificio contra la multitud. Olivieri, tiempo después, declaró: “Por supuesto que no ordené parar el fuego. Mi sentimiento fue darles con todo”.
“Darles” dijo, a confesión de parte…
El levantamiento no fracasó fue contra el pueblo.
El saldo final se estima en 308 civiles muertos (muchos de ellos niños), y 800 heridos.
No quisieron matar a Perón únicamente, quisieron que la gente no festeje.
Como la historia se repite, estamos en una elipsis que si bien no tiene igualdad en sus personajes guarda el mismo sentido. El odio del gorila no es a una persona sino a un colectivo, lo que molesta no es Cristina en el balcón sino que haya gente debajo.