Sensaciones y logros de la meditación*

El sonido suspendido en el aire.

El aire flotando en la quietud inerme del espacio.

Toda la atención concentrada en descubrir la esencia de cuanto nos rodea.

La impermanencia del tiempo; en el que los olores, el gusto, y el tacto abandonan su misión de salvaguarda de la existencia, y se aprestan solo a ser puentes de comunicación con ese otro mundo fuera del nuestro.

Todo se detiene; la totalidad se transforma y concentra en un uno elemental, y lo primordial funde la integridad hasta ser lo único real. En esa dimensión se inscriben las respuestas sencillas e inocentes que buscamos denodadamente en los sesudos tratados de la razón, en los eruditos pensamientos diseñados por una cultura del éxito y el rendimiento.

Intentar, y a veces lograr, atravesar el velo de las imágenes grabadas en esa fina capa cerebral de microscópicas inteligencias neuronales, en las que, como diccionario enciclopédico, se acumulan los interrogantes y las certezas mentirosas de una realidad inventada, a la que nos hemos adaptado como para sobrevivir; sin darnos cuenta que es exactamente al revés: “que todo fue puesto para completarnos, y a nada debemos someternos, ni renunciar, porque todo es nuestro cuerpo en otras dimensiones”.

Tal vez sea eso lo que buscamos cuando, en meditación, abandonamos el mundo ficcional en el que representamos ser lo que el deseo ajeno nos impone. Y nos encontramos entregándonos al silencio; en la calma que resume la quietud, y el reposo de todos nuestros sentidos que, bajo el mandato de nuestra conciencia, han terminado por ser herramientas de supervivencia, y no prolongaciones del placer del organismo cósmico que somos.

¿Cuántas veces acaso comemos con hambre?, ¿o dormimos con sueño?. Hacemos el amor con ganas, o nos reímos con alegría; jugamos cual niños, cantamos sin sentirnos sometidos a juicio, ¿Cuántas veces?

Cuantas otras besamos sin labios, abrazamos o nos dejamos abrazar sintiendo el latido del corazón que late en el otro; y nuestra piel es frontera y no puerto de las sensaciones que palpitan y pugnan por hablarnos con esas palabras mudas pero cargadas de otros sonidos que vibran en otra longitud de onda.

Es simple; es gratis. Podemos ser los artífices y a la vez los beneficiarios; ni siquiera depende de la voluntad, pobre amiga que cada día muere agobiada bajo el peso de sus limitaciones, o de la inautenticidad de un anhelo dictado por las modas.

Retomamos.

Los espero en este espacio de Oga, los Lunes a las 14.00 hs; Miércoles 21.00 hs; y Sábados 7.00 hs.

Después, como siempre, la palabra del ágora nos convoca al análisis; y junto a la experiencia previa, intentaremos ir incorporando a nuestra realidad las herramientas que nos ayuden a vivir en la plenitud que nos merecemos.

 

Dr. Carlos Nieto

Oga Cultura y Transformación