PANIC SHOW A PLENA MADRUGADA

En una entrevista publicada el 31 de diciembre del 2023, el Indio Solari decía “los que me critican dicen que termino de hacer mi show y me voy al piso que tengo en Nueva York o el de París. Los que me tienen simpatía responden que está bien que me vaya a mi departamento de París porque me merezco eso y mucho más. Ninguno se cuestiona que no tengo tal inmueble”.

Es curioso como mayoritariamente se habla para bien o mal de un tema que se desconoce. Desde que la gestión de Milei comenzó con el ajuste, o sea… digamos… el día uno, comenzaron también los reclamos de los ajustados. Entonces la muchachada libertaria sacó a sus voceros digitales a decir “no se quejaban en cuatro años y ahora se quejan de todo”. Eso caló hondo en buena parte de la sociedad, y le dio letra a gente para repetirlo y a los otros para decir que en los últimos cuatro años no tuvimos una devaluación de más del 100% en un día, entre otras cosas.

Muy bien, el libertario tranquilamente puede decir el dato del acumulado inflacionario en cuatro años, del nivel de pobreza, etc. Y del otro lado uno comenzará el recuento de medidas antipopulares de este Gobierno que siempre quedará corto visto que por cada proyecto mandan ciento de medidas.

Pero la verdad es que no se estuvo callado durante cuatro años. Lo demuestran los números y la pérdida de millones de votos que tuvo el Frente de Todos desde el 2019 hasta el 2021. Lo que hace la dialéctica del “no te quejaste antes” es el anzuelo para defender lo indefendible, el gobierno de Alberto Fernandez. Así les es más fácil justificar a Milei.

En criollo es empiojar la discusión, cambiar el tema.

En el 2019, el Frente de Todos se impuso con 12 millones 426 mil votos, dos años más tarde en las intermedias resultó segundo con 8 millones 41 mil votos. Hubo menos votantes, fueron intermedias, las excusas que se quiera pero sacó casi cuatro millones y medio menos de votos. ¿Se entiende que la gente se quejó? Y de qué manera.

Algunos dicen que la primera crítica a Alberto llega con el abrazo a Macri, otros con Vicentin, otros el “con mi amigo Horacio” por Larreta, todos esos hechos ocurrieron en los primeros meses de gestión. Si hay algo que sucedió es que el pueblo le marcó desde el primer momento que las cosas no iban bien.

Saldado ese tema es más fácil debatir con el “no te quejaste en cuatro años”. Es una falacia como diría el Javo. Pero peor es pararse a discutir sobre algo que tampoco es cierto, no comprar mentiras e internalizarlas.

Por otra parte, avisen cuándo uno puede comenzar a quejarse. Aun si hubiese sido catastrófico el gobierno anterior. No realizar críticas por el poco plazo de Gobierno es como quien protesta porque amonestaron a un jugador a los 5 minutos. “Si, fue un patadón…pero todos sabemos que al 2 de Boca la primera no se la cobrás”. 

Siguiendo con el tono futbolero, la caída de la sesión es un empate de visitante. Los empates no se festejan. Sólo habrá servido si en el partido siguiente en condición de local conseguis una victoria. Hubo diputados que se iban festejando de que volvió a Comisión la Ley Ómnibus, lo cual es una especie de victoria legislativa. Ahora, si esa misma Ley sale en unos meses pero partida en capítulos no sirvió para nada.

Se festeja cuando se crean derechos, no propusieron una sóla alternativa a los problemas argentinos.

Que la Ley no haya salido no fue porque sea mala, no nos engañemos, sino por la falta de expertise del Gobierno. De Loredo lamentó la caída de la Ley Ómnibus, Pichetto diciendo que traten de ganar y no de perder al Gobierno. Más sogas no le pueden tirar, ya es indigno. Esperaban arreglar y no que se levantara la sesión, iban a votar el mamarracho de la Ley. Sólo estaban histeriqueando.

No creo que ocurra nuevamente, si la mandan partida en varios proyectos de Leyes son capaces de aprobarlo si le dan lo que piden que no necesariamente es una mejora para el pueblo de su provincia, tal como la nota que destaca que De Loredo pidió que no aprueben la coparticipación del Impuesto País para desfinanciar a su contrincante político Llaryora. Pero el que la pasa mal va a ser el cordobés, no el Gobernador. Así y todo el yerno de Aguad se puso a llorar en la entrada del Congreso porque no se aprobó la Ley.

Sobrevoló por un momento la idea del plebiscito para sacar las medidas. Por un lado no es vinculante, es decir, si así saliera por la positiva a la reforma no será Ley. Sería sólo un mensaje a los legisladores, pero dado el tiempo necesario para realizarlo es poco probable que se haga. 

Lo que puede ser un factor de presión popular también puede ser un duro revés. Si hay muestras de que el parlamento no aprueba lo que mandas y la medida no es popular el Gobierno se vuelve frágil. Ningún Presidente puede mandar un plebiscito y perderlo.

En 1984, Alfonsín convocó a uno cuando quería firmar la paz con Chile y… ¿Adivinen qué? Ganó y firmó el Tratado de Paz con Chile por el Canal del Beagle. Para hacer un llamamiento así tiene que estar seguro de ganar, y para prepararlo necesita tiempo que no tiene. Si se estanca el valor que se le pone al dólar pero mantiene la inflación arriba del 20 por ciento, en pocas semanas llega otra devaluación. 

No hay tiempo para hacerlo antes de que eso suceda, y un plebiscito después de una devaluación te puede salir mal, y si lo perdés quedás pendiendo de un hilo. No es probable que lo haga, pero Milei tiene tanta predecibilidad como Macri amor por el trabajo.

Mientras tanto la pobreza crece y no se va a resolver jugando a la política. Ni rezándole a distintos dioses, o dando la misma plata que no reciben los comedores a un consorcio de iglesias evangélicas como hizo la ministra Pettovello.

Ya que va a juntarse con quien sea probablemente el único papa de la historia que crea en Dios, que el Presidente entienda que ya no son más bienaventurados los pobres porque de ellos será el Reino de los Cielos. La tierra es de todos, y como dice Francisco lo que necesitamos son “pastores con olor a ovejas”.

Los pies en el barro, y el grito en el cielo.