LAS MÁXIMAS DE SAINT-EXUPÉRY

Si para algo sirve analizar las internas es para interpretar los movimientos de quienes tensan el hilo de sus marionetas. En esta semana, la candidata por el oficialismo porteño María Eugenia Vidal recibió la embestida mediática que no tuvo cuando fue Gobernadora.

Mientras Leuquito le preguntaba si prefería “Cerveza con amigos o cena íntima” cuando estaba en ejercicio del ejecutivo en la Provincia, fue interpelada hace horas en La Nación + cuando fue consultada acerca de si pensaba en una candidatura para el 2023, y ante una respuesta ambigua se le cuestionó “¿Por qué debemos votar una candidata para ocupar un cargo cuatro años sabiendo que se va a ir por la mitad?”.

En pocos segundos dejó mucho para reflexionar. Su respuesta fue “porque lo importante no soy yo, sino un partido que bloquee al kirchnerismo”. Es otras palabras: “no me pidan a mi que venga con ideas, votenme sólo por odio a los otros”. 

Con qué poco le alcanza.

Hace exactamente cuatro años le sobró para ponerse al hombro unas elecciones cuando su candidato Esteban Bullrich hablaba de meter pibes presos todos los días como una proeza. Eran otros tiempos, más heidis los medios.

Hoy los que le consultaban si le gustaba más que “los hombres tengan pancita o abdominales (sic)” hoy se animan a refutarla.

Días atrás cometió el exabrupto de decir que “una cosa es fumarte un porro en Palermo un sábado a la noche, relajado, con amigos, tu pareja o solo, y otra cosa es vivir en la 21-24 de Zabaleta, en la 1-11-14, rodeado de narcos”. ¿Qué decir que no se haya dicho? El candidato que tiene su aparato partidario en la provincia fue hasta hace días el Ministro de Seguridad porteño. Santilli ofrece su experiencia y gestión en los spots, pero su socia del otro lado de la General Paz dice que los narcos están en las villas dentro de un territorio en él que él debía velar por la seguridad.

Sinceramente, los narcos ni nacieron con el colorado ni se van a ir cuando él no esté pero estos son los candidatos que te corren con la moral. Vidal lo dice porque sabe que si menciona antikirchnerismo en su discurso gana sin importar el resto. Lo que no tiene en cuenta es que ahora los medios no le dejan pasar todas, o casi todas…

Porque a los patrones no los engaña. ¿Quiénes son los patrones?

No hace falta decir a esta altura que La Nación+ es de Mauricio Macri, el mismo que recientemente comentó que para manejar la pandemia hubiese dicho “tengan conciencia y vamos viendo si equipamos el sistema de salud”.

Pero esto no fue tan publicitado como el “porro” de Vidal. Allá ella en realizar su defensa, pero está claro quién está cerca del poder real.

Esto tira por tierra la idea de un Macri acorralado por la justicia, al menos, mientras la justicia siga siendo esta.

Vidal hoy es Larreta, y Macri siempre fue Macri. Esa es la primera máxima que nos dejan estas elecciones. Si ganando tienen una grieta imaginen si llegaran a perder.

No hay un minuto en el día que los Larreta, Macri, Vidal, Lousteau piensen como un frente a tener en cuenta al PJ porteño. Podemos seguir diciendo que la Ciudad es gorila, como si Córdoba fuera el emporio peronista cuando en la “docta” gobierna una fuerza supuestamente filo peronista. No es la gente, no es el PRO, lo que asegura su victoria es el peronismo local.

La segunda máxima entonces es ¿Para qué está el PJ porteño? Ante una fragmentación debería ser el grano entre las piernas de un distrito en el que siempre se basó el vecinalismo de derecha que llegó a la presidencia.

Los votos de Santoro, no son de Santa María, los de Heller no son de Santa María, los de Alejandro Amor no son de Santa María.

Pareciera que no hay relación entre el tibio cruce, pero cruce al fin, de una parte del poder periodístico con los amarillos no alineados al “ojos de cielo”, y que el principal partido opositor no se le plante como tal. 

¿Pareciera? Lo esencial es invisible a los ojos.