Ante las nuevas restricciones por la pandemia, los espacios verdes de esparcimiento cobraron carácter de salud pública. Las actividades seguras permitidas por el Gobierno son pocas, entre las cuales se incluye permanecer al aire libre en los pulmones verdes en grupos de menos de veinte personas. Por esto, al pasar por la entrada del Parque Agronomía ubicado entre los barrios Parque Chas, La Paternal y Villa del Parque las personas se sorprenden de leer el cartel “Prohibido el ingreso y la circulación de público» hace más de un año. Según las fuentes oficiales consultadas en esta investigación, no hay políticas para que esto cambie.
El parque hoy llamado “Agronomía” y coloquialmente “la agrono” alguna vez fue el “Parque del Oeste” y ocupó 185 hectáreas. Figura en los mapas de la Ciudad desde 1887 y a partir de 1901 ocupó 30 hectáreas para educación agronómica, que actualmente es la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires. Aunque el Parque Agronomía sólo contenía a la Facultad en una parte de su extensión, a lo largo de los años se vio recortado por distintas concesiones. Hoy en día, la Universidad de Buenos Aires tiene total autoridad sobre el predio, a pesar de que legalmente es de uso público, según su categoría dentro del Código Urbanístico de la Ciudad (zonificación Urbanización Parque).
En reacción al cierre del predio, personas de la comunidad vecinal decidieron organizarse en el Movimiento “Agronomía abierta” para exigir respuestas a la Facultad y a las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Esto es una injusticia muy grande y nadie está haciendo absolutamente por visibilizarlo, por eso, nos vemos obligados a juntarnos y generar un reclamo genuino que presione a los actores locales para lograr la apertura del Parque Agronomía”, afirmó Sebastián Sansone, vocero del movimiento autoconvocado.
“Que el predio Agronomía permanezca cerrado viola el Código Urbanístico que establece la apertura y uso público de los parques de la ciudad y, por otra parte, están violando la Constitución porteña y el Plan Urbano Ambiental que pauta que no se pueden disminuir los espacios verdes de la ciudad“, declaró Jonatan Baldiviezo, abogado ambientalista y fundador del Observatorio del Derecho a la Ciudad.
Al consultar a la Facultad de Agronomía (FAUBA), voceros de la Dirección de Comunicación Institucional informaron que la Agronomía permanece cerrada porque “esto permite cumplir con los protocolos de control de COVID a sus docentes-investigadores, no docentes y estudiantes del último año que realizan actividades presenciales esenciales y asegurar el cuidado” (de la comunidad académica). “La Facultad está intentando controlar al máximo quién entra y quién no, obviamente preocupados por el covid”, afirmó Alan Hess, estudiante de FAUBA. En esta decisión, la Facultad se ampara en la Resolución del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires y custodia la entrada principal con una garita de seguridad inaugurada en pandemia. En el mismo lugar, hay presencia cotidiana de la Policía de la Ciudad.
En cuanto al presupuesto de la Facultad, la Universidad de Buenos Aires otorgó fondos en pos de la vuelta a la presencialidad a sus unidades académicas. En el caso de la FAUBA, fueron 3,2 millones de pesos, utilizados para la adecuación de algunos edificios para el cumplimiento del protocolo y para cubrir parte de los gastos de sanitización, desinfección y limpieza. Sin embargo no hubo, según las acciones enumeradas por la FAUBA, financiamiento para la apertura del predio al público. Al ser consultados por este punto, la Dirección de Comunicación Institucional de la FAUBA declaró que “se han analizado diferentes alternativas” que no pueden divulgarse. Por su parte, una fuente del Rectorado de la UBA sentenció: “Por ahora FAUBA no se abre al público”.
Desde Agronomía Abierta destacan que los cierres de la Agronomía comenzaron mucho antes que la pandemia, con concesiones como al Hospital Tornú, al Club Comunicaciones o al cementerio de Chacarita. Pero especialmente hace dos años, los accesos al Parque comenzaron a limitarse más que nunca: “El cierre progresivo lo fuimos naturalizando en los barrios. Como cuando hicieron los módulos del CBC o cuando cerraron la entrada de la calle Zamudio. Década tras década, cada vez había menos espacio porque la Facultad iba abriendo materias, talleres y con esa excusa iban restando espacio público”.
El movimiento plantea que sus derechos ciudadanos están siendo vulnerados, por lo cual juntó más de 1.500 firmas por la apertura del predio y además envió cartas a la Decana de la Facultad de Agronomía, Marcela Gally, al Rectorado de la UBA, a la Secretaría de Ambiente del Gobierno de la Ciudad, a Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, a la Secretaría de salud del mismo distrito y a la Defensoría del Pueblo. Sólo la última institución respondió.
“El rol municipal debería ser una pregunta importante”, declaró Carlos Carballo, docente de la Facultad de Agronomía, miembro de la Cátedra de Soberanía Alimentaria y organizador de la Feria del Productor al Consumidor en la Facultad de Agronomía, quien además mencionó que tradicionalmente “la municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires se ha desentendido totalmente” del mantenimiento del predio. En la misma línea, Hess mencionó que en la Facultad es frecuente escuchar quejas de parte un sector de la gestión de la FAUBA con respecto al gasto que les generaba en términos de personal no docente la limpieza del predio porque, aunque el parque es de uso público, no lo limpia el Gobierno de la Ciudad, sino que se ocupa el personal no docente de la Facultad.
Sobre este punto, Baldiviezo señaló: “No se entiende bien a qué protocolos hace referencia porque en los parques de uso público rigen los protocolos generales. En este sentido, si el planteo que hace la Facultad sobre la falta de recursos es comprensible, el Gobierno de la Ciudad podría hacerse cargo de garantizar el presupuesto correspondiente para la reapertura de este parque”.
Aunque se encuentre cerrada a la comunidad, según los informes de la misma Facultad durante la pandemia, nunca se interrumpieron las clases y en 2020 se dictaron 356 asignaturas de todas las carreras de grado y tecnicaturas con un total de 720 comisiones. Por ahora, sólo una parte pequeña de la comunidad académica ingresa a la facultad, más concretamente, personas que están haciendo investigaciones en alguna cátedra o campo experimental, amparados por el “Protocolo de Seguridad e Higiene emergencia sanitaria para el retorno de las actividades académicas prácticas de la UBA Pandemia COVID 19” dictado por el Rectorado de la UBA en diciembre de 2020.
Pero el parque es importante para la comunidad entera y especialmente para la aledaña al predio. Beto, un vecino integrante del Colectivo Barrio Rawson, señaló la importancia en conectividad que tiene la Agronomía: “El barrio vive en relación directa con el parque, porque nosotros teníamos salida a Av. Constituyentes y Av. Beiró por ahí, dos arterias principales de la ciudad que nos comunican con otros barrios, hospitales, escuelas, transportes, trabajos y demás actividades. Todos los que nos mudamos acá llegamos a un barrio que tenía esa conectividad y ahora está cortada. Además del espacio verde que es muy importante, nos cerraron las puertas del barrio”.
Sansone coincide: “Todos acá, mi papá, mi abuelo, los vecinos de este barrio y de barrios linderos crecimos en ese parque, andando en bicicleta. Le tenemos que contar a los chicos que cuando andan en bici se encuentran con un paredón, que nosotros cruzábamos a Parque Chas en diez minutos”.
Otro de los argumentos que sostiene el Movimiento “Agronomía Abierta” es que el parque es un espacio verde que no debe negarse a la comunidad. Desde el Observatorio del Derecho a la Ciudad, suman que según el Art. 27 inciso 4 de la Constitución de la Ciudad se debe aumentar progresivamente los espacios verdes en la Ciudad, lo que inhabilita la posibilidad de cerrar espacios verdes. Además, la Ciudad ya está en mora: la estadística oficial dice que en CABA hay 6 m2 promedio de espacio verde por habitante, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda que el mínimo sea entre 10 y 15 m2, según un informe del proyecto Partícipes de Asuntos del Sur.
“Nosotros no estamos inventando un parque, sino que exigimos que se nos devuelva el derecho sobre el mismo”, dijo el vocero de “Agronomía Abierta”. Además, aclaró que la comunidad “no quiere que se vaya la UBA, sino que se respete el uso público del parque”. En contraste con estas afirmaciones, la Dirección de Comunicación de la UBA declaró: “Cabe señalar que nuestra relación con los vecinos ha sido y es buena. De hecho, en épocas normales, se permite la libre circulación de público, a pesar de que nuestro parque no es una plaza de la Ciudad de Buenos Aires, sino que pertenece a la Universidad de Buenos Aires”.
La comunidad vecinal convoca a reunirse todos los domingos a las 17 horas en la puerta principal del predio, ubicado en Av. San Martín y Nogoyá a seguir reclamando por la apertura de la Agronomía. Entre otras acciones disponibles para la Ciudadanía, el Observatorio al Derecho a la Ciudad enumera que se puede reclamar por vía administrativa al Gobierno de la Ciudad por la violación del código urbanístico; por otro lado se pueden presentar denuncias penales a los funcionarios de la UBA que están ordenando el cierre de una urbanización parque; y en tercer lugar se pueden presentar acciones de amparo ambientales solicitando a la justicia el uso del espacio verde.
*Esta investigación fue realizada por Nicole Martin y Mateo Missio y publicada de forma colaborativa por una coalición de medios integrada por La Brújula Barrial, Revista Colibrí, La Gaceta de Versalles, Palermo Mío, La Barriada, El Adán de Buenos Ayres, Palermo Online Noticias, La Bocina, Sur Buenos Aires, Periódico Voces de la Comuna 15, La Comuna 7, Tintas de Boedo, La Floresta, Parque Avellaneda Web, FM Trance, Bariloche en redes, Villa del Parque Info, Sesionar y Agencia Comunas.