Los colores aun no destiñen y en el castillo amarillo las cosas no son color de rosa.
Descartando que están peligrosamente cerca de quedarse con el trono principal, la disputa está clara entre Pato Botella y el Hache, el trabajador incansable de las obras sin sentido. El tema son las alianzas que hagan para llegar a ocuparlo.
Por el lado de Pato, el que cerraba por todos lados para acompañarla, el de los viñedos, dijo que prefería quedarse en sus pagos y la danza de nombres no conoce límites.
Mientras que el líder más rico se unirá con la nobleza norteña, que ofrece marihuana, litio, y un sello centenario por dotes.
La incertidumbre pasa por sus laderos.
La capital del reino, es extraña. A contramano del refrán que dice: quien ríe último, ríe mejor. Guarda similitudes con el truco donde a veces el que se asegura la primera tiene ganada la mano.
El primo que se cruzó de la barbarie a la civilización, y el camaleónico de pelo rizado saben que el que pega primero pega dos veces y a esta altura todo indica que se batirán a duelo ante la mirada de todos los competidores al gran trono, que los acompañarán a los dos por igual.
Pero eso no sucedería del otro lado. El bermellón y el barón de la Escollera, que dicen que un lobo marino lo trajo del ostracismo oriental, sólo serían acompañados a la justa por el Hache. Mientras que Pato Botella brindaría su apoyo únicamente al Torito y al duque del Sur, Señor de los Diablos Rojos.
Los cuatro: el bermellón, el barón de la escollera, el torito, y el duque del sur integraron el mismo parlamento. Por increíble que parezca, no es precisamente de la comarca que quieren gobernar.
¿Quién paga el equipamiento para ese combate?
Tiempo atrás, se hizo notar el desembolso de las frondosas arcas del Hache para nutrir al bermellón. Fue en ese momento que el Torito puso el grito en el cielo y puertas adentro pidió que se le cierre todo flujo de divisas a menos que sean con la renta propia. De esto… poco y nada en los esbirros escribas que comunican. Lo que no provoca una disputa territorial si lo hacen los bienes, hoy existe una “tensa calma” en ese sector por ese tema.
Los viejos reyes saben que con el tiempo se va ir diluyendo ese conflicto, como han disciplinado a algún díscolo galeno del bocho que había hecho el mismo reclamo.
La otra dinastía que quiere ocupar el trono tiene más internas aún, donde lo dado hace una década en comarcas del oeste hoy es discutido. Pero eso será para otra entrega. Colorín colorado está historia nunca se acaba.