INCERTIDUMBRE POR UN SÍMBOLO DEL BARRIO

La vecina Marisa Pontieri, con adhesión del grupo ciudadano “Basta de Mutilar Nuestros Árboles” le envió una carta al Gobierno de la Ciudad y la Junta Comunal 10 elevando sus inquietudes acerca de la tala de las tipas talados de la plaza ubicada en Barragán y Arregui. Desde la Gaceta replicamos la misiva.

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Nos dirigimos nuevamente a ustedes respecto a la tala de los dos ejemplares de tipas de relevancia histórica en el Paseo de Versalles que se produjera entre los últimos días de 2020 y los primeros de 2021.

En primer lugar y ante la revisión de toda la documentación recabada, se infiere que la tajante intervención sobre los árboles se llevó a cabo, cuanto menos, sin atender mínimamente la importancia de su emplazamiento como símbolo del barrio y parte vital de su memoria colectiva y patrimonio paisajístico. Versalles nació en torno a la estación de tren que se encontraba en ese mismo espacio; la postal del andén flanqueado por las cuatro tipas, de más de cien años, es la más antigua de la zona, y resultó cercenada sin miramientos al impacto histórico que produciría la desaparición de la mitad de los ejemplares. El inspector de arbolado Carlos Bavestrello, tras su relevamiento del 4 de noviembre de 2020, admitió claramente: «Debido a lo icónico que son para el barrio, de ser necesario extraer alguno/s, amerita utilizar todos los recursos disponibles previo a tomar la decisión»; pero luego, en ningún momento volvió a profundizar la necesidad de agotar las alternativas para evitar la extracción.

En segundo lugar, el análisis de cualquier intervención en un escenario emblemático debería haberse compartido masivamente con la comunidad agotando los medios de comunicación y, aún más en un contexto de pandemia, listas de correo electrónico y redes sociales oficiales del Gobierno de la Ciudad para la Comuna 10, que abunda en canales de información y en donde el tema resultó ignorado. Allí se hubiera otorgado la posibilidad de reacción y participación al público general, que terminó absorto ante el atropello del patrimonio en cuestión: nadie esperaba que quienes debían velar por sus intereses acordaran con su destrucción sin detenerse mínimamente a analizar un abanico de opiniones profesionales y acciones alternativas.

En tercer lugar, del informe técnico recibido ante nuestro primer pedido de información posterior a la extracción se desprenden graves inconsistencias, sin contar la desprolijidad reñida con la ética de que las tomografías fueron encargadas a la empresa Mantelectric, la misma que contrata el Gobierno de la Ciudad para talas y podas que se convirtió así en juez y parte en un asunto tan sensible para la comunidad. Según el Ing. Agrónomo Carlos Anaya, experto en el tema, el informe del estudio que motivó la extracción arriba a «conclusiones muy elementales, no informa sobre medidas de mitigación, no se acredita la idoneidad de quien manejó el tomógrafo, hace una lectura a una sola altura y algunas no coinciden con la zona en la que se observaban signos o síntomas de daño».

En cuarto lugar, y como sucede en todos estos casos, se propiciaron pérdidas ambientales inconmensurables, cuantificables no solo en número de ejemplares sino -al tratarse de tipas centenarias- en metros cúbicos de follaje frondoso, necesarios para evitar la elevación de temperaturas de las grandes ciudades con la consecuente demanda energética, fijar dióxido de carbono -una de las sustancias cuya acumulación produce calentamiento global-, absorber agua de lluvia y ralentizar su caída al suelo, absorber gases contaminantes, filtrar micropartículas provenientes de la combustión de combustibles fósiles, producir oxígeno gaseoso, accionar como pantalla para los rayos UV que pueden producir cáncer de piel, cobijar fauna, mitigar la contaminación visual y sonora y su impacto negativo en la calidad de vida y salud física y mental de la población, un punto también con mayor relevancia a causa de los cambios en el modo de vida urbano que produjo la pandemia mundial. Habrá que tener en cuenta que los árboles no se reemplazan uno a uno ya que la pérdida de los beneficios ecosistémicos y sanitarios del follaje frondoso de un árbol añoso no se compensa con el follaje de un árbol joven recién plantado.

En quinto lugar, y ponderada ya la importancia histórica, ambiental y paisajística de los ejemplares, persiste la duda de por qué, ante el presunto peligro que representaban, no se intentaron tratamientos para mejorar su condición y/o, directamente, intervenciones mecánicas como el mismo Gobierno de la Ciudad realiza en otros espacios verdes: no es extraño encontrar ampliaciones de vallados de seguridad y apuntalamientos, troncos y ramas sostenidos con tensores en árboles a simple vista mucho más ahuecados, afectados por hongos o deteriorados. En cambio, aquí se optó sin más por una acción irremediable.

Un olivo en la plaza Vicente López y Planes de Recoleta, con tensores unidos a bloques de hormigón.

Detalle del tronco, tan ahuecado que deja pasar la luz.

El ombú histórico del Parque Rivadavia de Caballito, con un área de exclusión ampliada.

En sexto lugar, de las redes sociales del integrante de la Comuna 10, Fernando Moya surgió la siguiente información: «Durante el mes de junio 2021 se realizará la reimplantación de ejemplares de tipas de importante porte en las planteras de los extraídos». Exigimos que se oficialice o se rectifique oficialmente desde la Comuna y, en el caso de confirmarse, se consensúan detalladamente con los vecinos los procedimientos a llevarse a cabo y se informen con el debido tiempo y mediante canales masivos a la comunidad. En ese sentido, solicitamos la plantación de dos tipas de porte menor a los que se les asegure el espacio necesario, el sustrato nutritivo adecuado y el cuidado constante, para que en un tiempo que no alcanzaremos a ver en vida, logren la envergadura de los árboles talados.

En séptimo lugar, atentos a que en el espacio se mantienen dos ejemplares sanos cuyas raíces deben protegerse especialmente a la hora de plantar a su lado los nuevos árboles, y la necesidad de asegurar para éstos con extremos cuidados la viabilidad de su desarrollo impidiendo el desperdicio de recursos como se comprobará recientemente que sucedió en el Paseo del Bajo, advertimos que, según el análisis del Ingeniero Anaya, deben cumplirse los siguientes postulados vitales para maximizar las posibilidades de éxito de los trasplantes:

– CALIBRE NECESARIO PARA NO ARRIESGAR LOS DOS ÁRBOLES EN PIE: 14/16 centímetros. Evitar terminantemente la plantación de ejemplares de gran porte por el alto riesgo de afectar las raíces de los existentes por el gran movimiento del suelo.

– LUGAR DE PLANTACIÓN: En el mismo sentido, alejar los nuevos ejemplares de los antiguos lo más posible sin afectar la fisonomía histórica que se intenta reparar, para minimizar la competencia por recursos lumínicos que provoquen debilitamientos o torceduras.

– TRATAMIENTO DEL SUELO PREVIO: Aplicación de fungicidas que amplíen el espectro de acción a fin de reducir la probabilidad de infestación en el contacto entre raíces.

– Analizar, en el lugar de la plantación donde idealmente no se encuentren raíces de los ejemplares en pie, la posibilidad de colocar una barrera física: una franja de polietileno de alta densidad del lado lindero al ejemplar añoso, para impedir el contacto radicular.

En octavo y último lugar, a fin de paliar la disminución del follaje de la zona y ante la imposibilidad de reemplazar los árboles perdidos por otros de gran porte, solicitamos en compensación:

– La plantación de no menos de 40 nuevos árboles distribuidos desde el sector de juegos infantiles del Paseo de Versalles, lindero a la calle Lascano, hasta el límite de Arregui, incluyendo la reposición en todas las planteras vacías en veredas y aledaños de las calles Barragán y Porcel de Peralta, desde Marcelo Gamboa hasta Arregui; en todos los casos, asegurando para ellos el seguimiento y cuidados necesarios de parte de la Comuna.

Sugerimos además reemplazar algún sector de tierra o césped con jardines de gramíneas, para enriquecer los sectores hoy despojados.

– Detener la extracción de más ejemplares y evitar incluir al Paseo de Versalles y su entorno barrial en cualquier plan sistemático de poda que disminuya su follaje. La poda produce aumento de la vulnerabilidad de los árboles a los vientos por la destrucción de su arquitectura natural y la pérdida de protección de sus congéneres, mayor susceptibilidad a plagas y enfermedades que ingresan por las heridas y, por ende, disminución de su esperanza de vida.

– Atender a los pedidos de plantaciones de nuevos ejemplares en las veredas del barrio, algunos paralizados desde hace años, y realizar también el posterior seguimiento correspondiente para su crecimiento sano.

Plantaciones pendientes solicitadas por vecinos de la zona.

Deseamos verdaderamente que podamos trabajar juntos, vecinos y Comuna, a partir de ahora, colaborando activamente como parte interesada -el barrio constituye la piedra fundamental del desarrollo humano en la ciudad- en las acciones necesarias para reparar el medio ambiente y la identidad del espacio público que se vieran tan profundamente afectados.

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