Hace algunas semanas que venimos siguiendo el “fenómeno” eleccionario argentino, no como frase hecha que remiten únicamente a los comicios sino en relación al accionar de candidatos.
Más allá de la partidocracia, lo más probable que defina esta elección es el rumbo del país en materia de desarrollo y producción si tendrá un avance industrial que abastezca al mercado interno sobre el externo, o decididamente continuará en el globalismo que tanto daño genera en la soberanía política.
Pueden existir acuerdos bilaterales, es claro que esto tiene que suceder pero la cuestión pasa por entender quién es el dominante y quién el dominado. Un juego de amo y esclavo.
Se amplió el Swap con China, es decir el intercambio comercial. El acuerdo fue confirmado en una reunión que Sergio Massa mantuvo con el titular del banco central chino. La renovación permitirá un uso de libre disponibilidad por 5.000 millones de dólares, con la garantía del banco oficial de China para disponer de otros 5.000 millones si llegara a necesitarlo, publicó la agencia oficial TELAM. Según lo que trasciende del acuerdo será utilizado para obras de infraestructura (contradiciendo lo acordado de recorte con el FMI), y el apoyo del líder comunista en la inclusión de nuestro país en los BRICS.
Algo que estaba preacordado pero necesitaba poner el bloque. Por ello Sergio Massa viajó con Máximo Kirchner en la comitiva, quien cuando fue Presidente de la bancada oficialista se opuso al acuerdo con el órgano financiero mundial dirigido desde Estados Unidos, el FMI.
La señal más que económica es política. Algo que los chinos entienden muy bien, un ex legislador del Frente de Todos en ese momento visitó en una comitiva oficial al gigante asiático y me comentó que los chinos hablaban del peronismo como si fuese el país propiamente dicho porque no entendían que el partido más influyente no sea sinónimo de gobierno permanente. Será por ello, que cuando fue Mauricio Macri lo recibieron oficialmente como Franco Macri, su padre quien en nombre del Estado había hecho negocios. China negocia con países no con empresarios.
¿Quién gana con ese intercambio? Parece un golazo que la Argentina tenga dinero que le permita intervenir el mercado cuando fuera necesario, es decir, siempre. Y más con esta noticia de que además tiene plata, que termina siendo la excusa perfecta para provocar corridas (evasiones) y que pague el Estado. Como cuando se dice un martes que se le declara la guerra a la inflación desde el viernes, y aumentan los precios en esos días.
¿China qué se queda? ¿Les conviene tener el equivalente de lo que dan en nuestra moneda?
No parecería, pero si es un paso más para “comerle el negocio” a los yanquis. Con lo cuál la pregunta casi obvia es, ¿Por qué los Yanquis están interesados en nosotros?
Entre dinosaurios que dejaron restos fósiles, y grandes glaciaciones que se evaporaron y a miles de metros de altura dejaron su sello salino en el suelo estaba nuestro pasado. Hidrocarburos y Litio. Nuestro presente está entre yanquis y chinos.
No hay ni miras de querer industrializar el país y dejar de ser colonia. Porque entre nosotros, Milei dice que iba a dinamitar el Banco Central pero a su vez sostiene que el mejor equipo económico fue el de la convertibilidad, y vengan a contarme si no es el paquete económico de los banqueros.
Yo digo, no me gusta Boca pero quiero que gane 5 a 0 y hay una caterva de analistas preguntándome por qué no me gusta el xeneize. ¿No ven que es contradictorio?
Se sabe lo que nos dan en este intercambio pero no lo que nos va a costar. Como diría el gran Jauretche, “no se trata de cambiar de collar sino de dejar de ser perro”.