Esta semana terminó el reality show que resultó ser lo más visto en televisión durante los últimos tiempos.
Los canales pierden audiencia producto de que llegó algo superador como son las plataformas de películas digitales, o en realidad, lo que muere no es el aparato sino la gente que trabaja en ella y aun no reconoce su propio olor putrefacto.
La televisión ya estaba obsoleta hace tiempo pero no tenía competencia, llegó un sitio web en donde cualquiera puede subir videos y lo que primero fue un espacio para publicar banalidades, o material de archivo, pasó a tener centralidad en la creación de contenido justamente por aquellos que no tuvieron lugar en los medios tradicionales que persiguen otros intereses.
Esto no quiere decir que lo nuevo es bueno en sí mismo. Se está poniendo el conocimiento aplicado en algún tema para que lo comercialice una empresa de Estados Unidos que sin siquiera saber de fútbol, medicina, o electricidad tiene gratis columnistas deportivos, médicos, y tutoriales de electricistas.
Sin embargo, una cosa no invalida la otra. Aun de esa forma sigue siendo mejor que un canal televisivo dominado por poderes concentrados.
Con el tiempo se va cayendo la careta pero aún hay verdades ocultas.
Para remontarse a esto que vemos hoy hay que ir a sus inicios. En 1955 el golpe de Estado que derrocó al Gral Perón impulsó a Leonardi a la Presidencia, quien pronunció la frase alguna vez mencionada por Urquiza:“Ni vencedores ni vencidos”.
Rápidos de reflejos los hombres de tiras y botas suplantaron a Leonardi por Aramburu, siempre con la atenta mirada de Isaac Rojas en la vicepresidencia, dejando en claro que no podía quedar nada que no sea antiperonista.
Fue Aramburu quien faltando pocos días para dejar el Gobierno decretó la Ley 6287, para promover la adjudicación de los Canales 9, el 11 y Canal 13; y asegurarse medios masivos que sean complacientes con su estadía en la rosada
Compañía Argentina de Televisión (CA-DE-TE) se quedó con Canal 9, y desde 1963 fue manejado por Alejandro Romay. Allí se veían telenovelas y desde 1968 “Almorzando con las estrellas” conducido por Mirtha Legrand. De pensamiento político, cero.
La firma Difusión Contemporanea SA (DICON) se quedó con el manejo de CANAL 11 y pasaban programas como “Cosa Juzgada”, “Operación JA-JA” y el programa de “Tato”, un humorista que hacía monólogos políticos indicando que “todos son iguales”, “gane quien gane es lo mismo, siempre perdemos los clase media, etc. etc. etc” ¿Política? Si. ¿Pensamiento político? Cero.
La ley antes citada establecía que no podían existir inversores extranjeros en la televisión nacional y es por eso que Río de la Plata TV (muy cercano políticamente a la UCR) encontró un hueco legal para quedarse con Canal 13. Como no podían asociarse a la CBS y a Time Life se quedaron con sólo un 20% y el restante 80% se lo dieron a un cubano nacionalizado argentino que mantenía sociedades con las empresas sajonas en otros países de la región. Las malas lenguas indican que Goar Mestre dueño de la firma PROARTEL era testaferro de los yankis. Lo cierto es que ese cubano además de accionista fue el director general de la emisora, y la programación era elegida por un hombre que se fue de la isla cuando llegó Fidel, y con negocios de capitales yankis en Perú y Venezuela. Dos más dos es cuatro, de pensamiento político menos que cero todavía.
El canal pasaba Viendo a Biondi, El club del clan. Puede haber nostalgia en quienes están leyendo esto por aquella tele que entretenía y divertía. Pero lejos de decir “la tele está para entretener y no para formar”, lo que se buscaba era deformar de manera planificada.
Cuando comenzaron a vencerse las licencias, Estela Martinez de Perón en 1974 firmó un decreto para estatizar los canales y hacer señales con un marcado sello del país emulando los canales públicos en países europeos.
Quedó trunca esa idea porque quienes se hicieron con el Estado, y obviamente con los canales, fueron las fuerzas armadas en 1976. Se repartieron los canales y no quedan registros de lo que pasó en esos años, de hecho se desconoce la audiencia que tuvo la final del Mundial ´78.
En 1983 volvió la democracia y los canales con poco más de 20 años de historia si bien podían haber tenido algún dejo de peronismo por un actor o actriz militante, o un trabajador de planta de las emisoras, sus bajadas de línea (salvo en contadas ocasiones) fueron antiperonistas. El gobierno de Alfonsín intentó reprivatizar los canales pero tanto para el Canal 11 como para el 13 no aparecieron ofertas. Solo Romay se volvió a quedar con canal 9.
El 11 y el 13 se mantuvieron estatales hasta la llegada de Menem. Para iniciar la reprivatización a fines de la anteúltima década del siglo XX derogó un decreto en la Ley de 1958 que regulaba las adjudicaciones. De esa manera los legisladores derogaron el artículo que decía que no debían haber capitales foráneos ni multiplicidad de licencias.
Es decir que si un diario, pongamos que sea un gran diario argentino, quería entrar en el juego lo podía hacer desde ese momento.
Se creó una Comisión Evaluadora de las Propuestas que se presentaban en la licitación. Rápidamente se acusó a Clarín de coimear a los integrantes de esa comisión para quedarse con los dos canales.
Grupo Atlántida de los Hnos. Vigil acusó de hacer lo mismo al Grupo TV Mac. Su nombre Mac se debe a que era de los Macri, relacionados con el italiano Silvio Berlusconi y Goar Mestre (es decir: sociedades con capitales yanquis).
La Comisión Evaluadora sobre la que caían las acusaciones de sobornos estableció qué propuestas seguían en camino por las licitaciones y aunque Clarín había puesto menos dinero que las otras ofertas, quedó primera por “mérito empresarial” una categoría creada por la comisión.
Por Canal 13, el grupo Productora Federal de Yankelevich propuso 5 millones de dólares, Artear de Clarín puso 7 millones y se quedó con la señal.
¿Cómo hizo para pasar de ser la que menos dinero puso en la etapa inicial a la que más puso luego? Es un misterio.
Por Canal 11, TV Mac de los Macri puso 3 millones y medio de dólares, Televisión Federal (conformada por Atlántida y medios del interior liderados por Massot) igualó esa oferta, pero ARTEAR puso 4 millones de dólares; y como también se quedaba con el canal el Gobierno instó a que Clarín sólo eligiera uno de los dos. Eligió el 13, raro porque habiendo ganado en los dos, por lo general uno elige el que le sale menos.
En competencia quedaron solamente el grupo de los Macri y Televisión Federal.
Si lo otro era misterioso, esto ya es una cuestión de brujería. Porque los Macri pasaron de ofertar 3 millones y medio de dólares a 11 millones. ¿Cómo hicieron para pegar ese salto?
¿Clarín se habrá bajado pero en las sombras sumó su financiamiento como un socio oculto de los Macri? Uno no cree en las brujas, pero que las hay…
Televisión Federal que también había ofertado inicialmente 3 millones y medio de dólares pasó a poner 16 millones. Es decir 5 millones de diferencia, ¿Por qué en una puja alguien pondría tanta diferencia con la otra parte en lugar de esperar que vaya subiendo el monto? Sin decir agua va cartelización viene, los Macri retiraron la oferta y Televisión Federal (TELEFE) se adueñó de Canal 11.
Cuando decimos que la tele se volvió vetusta, con contenidos vacíos, que no buscan darle profundidad a las cosas, no fue de manera inocente. Hay un plan diseñado para ocultar la verdadera agenda del pueblo, para militar ajustes, ese negocio es tan grande que la millonada que pusieron en las ofertas no fue un gasto sino una inversión.
Estamos errados si creemos que la “caja boba” pierde televidentes sólo por las nuevas tecnologías, los pierde porque es de baja calidad. Desde el 60´ hasta hoy, salvando excepciones que confirman la regla, el televisor fue un electrodoméstico hueco.
De esos polvos, estos lodos.