En su medida y armoniosamente

Un gran acto en La Plata tuvo a CFK como oradora principal. Se trató del Día del Militante para recordar los 50 años del regreso del General bajo el paraguas literal de Rucci.

A la hora de hablar de su candidatura a Presidenta, Cristina sacó del cajón su vieja frase «no se hagan los rulos» y lo aggiorno por la fecha.

Dijo «Como decía el general, todo en su medida y armoniosamente». Es curioso utilizar la palabra aggiornar a una frase dicha hace décadas.

La trilogía del mes peronista, que comienza el 17 de octubre, el 27 del mismo mes y cierra con el 17 noviembre, día que no se lo conoce como el día del regreso, de la vuelta, de la liberación, nada de eso. Es el de la militancia.

Eso es una rareza de las tantas que tiene el movimiento. Se nombra de manera colectiva un hecho individual. Aterrizó un hombre, la alegría fue popular. El peronismo reafirmó la idea de que comienza con P de pueblo.

En contexto, el 17 de noviembre de 1972, Perón tocó suelo patrio luego del fallido intento bajo el Gobierno de Illia, quien buscó en faldas verde oliva que el General no ingrese en el país. No llegó a ingresar y el operativo retorno se truncó en Río de Janeiro.

El 27 de julio, Lanusse dijo “Si Perón necesita fondos para financiar su venida, el presidente de la República se los va a dar. Pero aquí no me corran más a mí, ni voy a admitir que corran más a ningún argentino, diciendo que Perón no viene porque no puede; permitiré que digan porque no quiere, pero en mi fuero íntimo diré porque no le da el cuero para venir».

Perón fue de Madrid a Roma, allí se encontró con una comitiva que voló con él en el vuelo de Alitalia hasta nuestro país.

Para agregar más significado al hecho del regreso del líder, Perón retorna definitivamente al país el 20 de junio de 1973. Quizá para quedar bien, quizá porque fue así… Palito Ortega dijo que el 19 de junio estaba en Av. Belgrano cuando vio a obreros festejando en la puerta de una fábrica, y a un curso entero de niños saltando en las puertas del colegio. Llegó a su casa y escribió “Yo tengo fe, los hombres cantarán / Una canción de amor universal / Yo tengo fe, será una realidad / El mundo de justicia que ya empieza a despertar”.

Es que el peronismo tiene eso de parecer estar cuando está ausente. Recién en el 2020, por vez primera, el peronismo logró pasar el 50 por ciento de los 70 años que siempre le adjudican. Con Alberto Fernández en pandemia se cumplieron 36 años en el poder de los 104 años desde el primer gobierno democrático.

Sucede que siempre está volviendo, desde aquel 17 de octubre que el pueblo pidió el regreso a la libertad de Perón.

Pasando por 1962, tras cumplirse 10 años de la muerte de Evita cuando José María Castiñeira de Dios escribió «Aunque la muerte me tiene / presa entre sus cerrazones, / yo volveré de la muerte. / Volveré y seré millones».

Cuando se produce el 17 de noviembre de 1972 (tomen nota los que cuentan 70 años de peronismo), el General había presidido 9 de los últimos 26 años. El doble del tiempo que ocupó el ejecutivo fue el que pidió su regreso. ¡Si serán importantes las vueltas!

Eso es algo que el antiperonista no puede tolerar. Que tenga más rabia a la gente que al propio Perón no es una novedad, muchos hubiesen dado la vida para que el peronismo se termine el día que murió el líder.

Pero no fue así, cada día nace un peronista y no por nombrarlo de una forma poética sino porque es inherente al ser humano: replantearse cómo está ordenada la vida por los poderes fácticos. 

Si no tenías de bebe una foto de Perón en la cocina, como dice la canción, fuiste creciendo y quizá llegaste de otra corriente pero a la hora de cuestionar la realidad la única forma de concretar y hacer efectivos algunos ideales es el peronismo. Que encima abraza lo colectivo por sobre lo individual y la fecha del retorno del líder lo nombra “Día del Militante”.

Se reconoce más la gesta que el hecho. Como diría Pichuco: “Alguien dijo una vez que yo me fui de mi barrio. ¿Cuándo?… ¿Cuándo?… si siempre estoy llegando”