El carril a la ausencia
recién inaugurada,
las fauces del olvido…
se cierran, gambeteadas
por tu zurda genuina, colosal, imperiosa.
Vos decidís, vos siempre
decidiste tus pasos,
tus atléticos saltos,
tu postura de zurda.
Del lado de la patria,
de los que aman la patria.
de los que toman riesgos,
justas sublevaciones.
Un lúdico poeta que adelanta
el rumbo de los pueblos,
y da señales claras,
fumando habanos pardos,
tatuándose a Guevara…
Le rindieron tributo
mandatarios y pobres,
le envidiaron los pies,
le admiraron la boca
que defendió a los líderes latinoamericanos,
a las Madres y Abuelas,
a las causas perdidas.
Un Newbery, un Gardel
más guapo y militante,
más un Discepolín
jugado y solitario…
Un aguerrido, un cóndor
que llora allá en su cumbre
la patria quebrantada,
tan sola como él.
*Por Alicia Martino
Prof. en Filosofía y Letras