Doña Rosa tiene un oponente histórico, un contrincante oscuro y difícil de describir. Es el hombre de paja.
La falacia del hombre de paja, es dar la impresión de refutar un argumento a través de una idea que no va en la línea de argumentación de la discusión, por lo que no se refuta debidamente el tema de fondo.
Por ejemplo, el Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones es negativo porque no deja nada al país. Y que el contraargumento sea, “estamos en contra de aquellos que entorpecen a la Argentina productiva, para algunos tener plata está mal y ser empresario es un delito”. Eso no responde a lo primero, y es imaginar un argentino o argentina que crea que ser empresario sea un delito, cuestión que debe ser extremadamente minoritaria.
El problema no es la existencia de un RIGI sino que no tenga regulación para que no se efectúe un saqueo en el sector minero, por caso.
A doña Rosa le dicen que todos son Bellibonis. Caso curioso el de un sector piquetero que era más ruidoso con un gobierno progre como el anterior, que en teoría los escuchaba, que en estos momentos de severo ajuste. Para sorpresa de nadie cuando las papas quemen será el pueblo en su conjunto el que se manifieste, y no el piquetero.
Volviendo a los que le calientan la oreja a Doña Rosa, describen a los sindicalistas como unos vagos, millonarios (¿ahora si es un delito tener plata?), que no entienden que la gente no los quiere y no aceptan al 56% que sacaron en las elecciones.
Ese personaje no existe, empezando porque muchos sindicalistas están cómodos con este gobierno y porque deber dejar que seamos nosotros los que digamos que “no están haciendo nada contra sus políticas” y no el gobierno como una especie de “hago lo que quiero, no me hacen frente y me ufano de que no hagan nada”.
Fue un sindicato el que desmoronó el verseo de Milei. En economía hablan de falla de mercado cuando por alguna cuestión particular en el sistema capitalista debe intervenir el Estado. El 99% de los economistas liberales cree eso, pero el Presidente y algún que otro opinan lo contrario, que no existe tal falla de mercado.
De hecho dio muchas entrevistas asegurando eso, e inclusive el 17 de enero en Davos este marginal les explicó a todos los economistas allí reunidos que estaban equivocados por pertenecer al 99%. Javier… no te pidieron tanto.
Pero es necesario volver a un tema que quizá fue pasado por alto, dentro del mundo laboral existen trabajadores privados y estatales. En la esfera del privado, la patronal obviamente no es estatal y sólo aparece el Ministerio de Trabajo para homologar el acuerdo.
Es decir, el Estado no puede avalar que un trabajador esté en una fábrica 22 horas por día porque tiene regulaciones contra la explotación, por tanto si las partes (sindicato y patronal) llegan con un acuerdo para que los trabajadores estén 22 horas en sus puestos laborales el Estado no lo puede homologar. Ahora si entra en un régimen que no viola ninguna regulación del trabajo homologarlo debiera ser un hecho plenamente administrativo.
Los trabajadores camioneros están dentro de empresas privadas que participan de la cámara de la actividad, con lo cual el arreglo entre el sindicato de Camioneros y la Cámara empresarial se da entre privados. Según Milei un acuerdo entre privados es suficiente y el Estado no debe figurar, sin embargo si figuró y no lo quería homologar.
Epa, ¿Qué pasó?
Pasó que si homologaba esa suba salarial para Camioneros las otras actividades también iban a pedir grandes aumentos, y el Presidente había dicho “no hay plata”.
Pero también dijo que el Estado debía desaparecer para facilitar el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en no se cuanto chamuyo más.
Otro ejemplo. La falla de mercado es que tenga que aparecer el Estado para regular algo que no está bien. Según Milei eso no pasa nunca, entonces… ¿Por qué su ministro denunció la cartelización en las prepagas?. La cartelización, el monopolio, y el oligopolio son los principales motivos que originan la intervención del estado en el manual liberal.
¿En qué quedamos Javo?
Bueno pero a Doña Rosa no le importa esto porque le describen a un hombre de paja, terrible, que quiere el mal sobre el bien (que obviamente es peronista), y su máximo deseo es aprovecharse de los recursos que paga Doña Rosa de su bolsillo.
Que Caputo tenga que venir a salvarnos de las políticas del Caputo de hace unos años es para aplaudirlos, porque sacando el daño que hacen, convencer a tantos boludos de que el motivo de que estemos así es culpa de los “zurdos de mierda” y regresar como una opción novedosa para salvarnos es, siendo bueno con el pueblo argentino, digno de reconocer.
Más grande que la falla del mercado, es la de la oposición. Que falla sistemáticamente, y adrede, en generar divisiones estériles. Que el PJ porteño haya salido con lista de unidad es un escándalo, se tendrían que estar sacando los ojos porque no le ganan a nadie. Es perder siempre y no cambiar al técnico, rarisimo. Del otro lado de la Gral. Paz pasa lo contrario, se gana pero putean al técnico. Es entendible que Grabois vaya contra Massa porque se pelean dos sin gestión actualmente, pero lo del hijo de Cristina con Axel es inentendible, siendo bueno con la Cámpora.
Mientras haya más paja que hombres hay Milei para rato.