¿CUÁNTO VALE UN MUERTO?

Nueva editorial que mecha el periodismo y la actualidad narrado en formato cuento por el director de este sitio.

-¿Cuánto vale un muerto?- dijo el editor al llegar a la redacción.

La mirada de asombro de los redactores hizo que el editor profundice un poco más en su pregunta.

-No me refiero al dinero-, sentenció el editor y volvió a dirigirse a sus redactores -vamos, ustedes son gente jóven, periodistas frescos, estoy hablando de nuestro trabajo. ¿Cuánto espacio tiene un muerto en nuestro diario?

Bueno se los digo yo, porque si espero una respuesta de ustedes podemos estar toda la cuarentena esperando. Si una persona muere en Argentina, por lo general le asignamos 10 líneas en la sección Policiales por ejemplo. A su vez, si mueren mil chinos le asignamos 10 líneas en la sección Internacionales. ¿Ven? Por lo general, un muerto argentino vale lo mismo que mil chinos-.

El editor continúa explicando, -eso se produce por un principio de cercanía: el lector tiene más cosas en común con el argentino al ser un compatriota. Comparte ese perfecto maridaje entre interés y miedo que le termina dando el valor. Si en lugar de ser chinos son italianos, comparten más con nosotros. Por ende, para llegar a ocupar 10 líneas seguramente serán menos de mil los muertos (como los chinos), pero más de uno (como un argentino). Valen más informativamente que los chinos pero menos que los argentinos.

Claro que hay excepciones, no es lo mismo si el argentino que muere es un ciudadano de un pueblo cualquiera que el Presidente de la Nación. Pero hay un detalle más, y acá entiendo que ustedes no hayan sabido contestar la pregunta.-

-Se trata de la intencionalidad del medio- y agrega, -¿Cómo trataría el medio la muerte de una persona si nuestro diario tiene una cruzada contra el sistema de salud público? Si falleció en un sanatorio: ni diez líneas tiene; si murió en un hospital público asciende con título catástrofe “UNA NUEVA VÍCTIMA DE LA DESIDIA ESTATAL”, con subnotas explicando “¿De qué manera se financia el sistema público?”, etc.

Nos toca cubrir una pandemia, que comenzó con casos en China y por lo tanto ocupaba un lugar minúsculo en el periódico. Comenzó a expandirse… tanto el virus por europa como la tinta por el resto de nuestras páginas hasta empapar la portada de nuestro diario.

El virus paralizó las ligas de fútbol que más espacio tenían en nuestra sección Deportes, se levantaron las producciones internacionales de Cine y nos quedamos sin Espectáculos, reventaron las economías de algunos países centrales y Finanzas no tuvo más que hacer lo que estamos haciendo en toda la redacción. Hablar del coronavirus.
Pero no todos perdieron, hay grupos concentrados que van a proponernos la salida ligada a vacunas que inventaron para un virus que nadie dice cómo se creó-.

Entonces uno de los redactores lo interrumpe y dice “¡Ahí está! Esa es la noticia, un informe sobre los orígenes y qué grupos se benefician con esta pandemia”.

El editor dio dos pasos y se acercó a donde estaba él, violó la distancia prudente que hasta el momento tenían todos en la redacción y le dijo casi al oído -no entendiste nada de lo que hablé, eso nunca va a ocupar ni 10 líneas-.