Corrientes y Esmeralda

Sacó del bolsillo pequeño que tenía sobre el pecho de su camisa, un diminuto peine con el que rastrilló sus cabellos. Los que otrora le habían dado el apodo “rulo” y el tiempo se había encargado de irlos alisando a fuerza de unas rígidas canas.

Lo hizo cuando vio cruzando la calle el paso cojeante del amigo con el que había quedado encontrarse en ese bar donde estaba.

-¡Rubén!- le dijo el comensal recién llegado que se disponía a sentarse en su mesa. -Ehhh, Jorge… no te vi llegar-, le respondió falsamente.

Fue el preludio de lo que sería su charla, dos militantes entrados en años, varios cafés terminados y sueldos gastados en ese barcito de Corrientes y Esmeralda.

-Me costó reconocerte con barbijo- bromeó Jorge, a lo que su amigo le refutó -me decís eso todos los viernes. Al menos, hace otro chiste así se que no estoy hablando con una cinta-.

-¡Eh, pero qué carácter!-

-Disculpá, tenés razón. Es un poco de bronca por la pandemia, por esta Ciudad, por el momento, por lo que hablé con Danielito-. 

Jorge hizo un intento por sonreír y preguntó -¿Qué hizo el nieto ahora?-

-Este, pedí algo para tomar. Yo ya me había pedido un café-.

-Mozo, un cafecito por favor-, pidió Jorge. -No no, como siempre sólo-, llegó a decirle ante la tácita pregunta de si iba a ser en jarrito.

Rubén, acto seguido, tomó un largo sorbo de su infusión. Levantó los hombros y con un forzado silencio de unos segundos dijo: -y… me hizo todo un discurso de que no sabe nada sobre su futuro pero lo que hay no le gusta. Desde que es chico ve que afanan en las calles y no sabe a quién votar.-

-Cosa seria che- Dijo Jorge.- Se produjo un cambio en el sentido común. -Frases cortas y sin argumentos pero contundentes. Pensar un país como una foto y no una película. No existe una consecuencia de hechos sino que hacen que parezca todo salido de un repollo-

-Ni me lo digas. Es hacerse mala sangre, es un buen pibe. Recordas que cuando éramos chicos era muy poco común encontrar alguno de derecha. Tenías que ser algún cajetilla, hijo de nosequien… Hoy hasta el hijo del laburante puede creerse que oligarcas van a cuidar sus intereses, que todo chorro es de nuestro palo, o culpa del movimiento-.  

En eso lo interrumpió Jorge : -Hay que decirle que los chorros no empezaron ahora-

-Es la película que decís vos compañero.- Decía Ruben mientras negaba con la cabeza. -¿Hay que explicar que lo que vemos hoy es el revelado de una foto ya tomada? Que no puede haber una sociedad unida desde que se quebró toda cultura política, por culpa de unos pocos; económica y social desde la última dictadura militar.-

Le siguieron unos segundos en silencio que sólo se rompieron cuando sonó la voz de Jorge -Si, es grave. Porque pasamos de querer revertir lo que está mal a destruir un sistema. Nada se perfecciona, todo se desecha. ¿Desde cuando alguien que critica el Estado busca un apoyo para estar en él?. En qué momento alguien que nunca te defendió, habiendo ocupado cargos, te vendió que ahora sí te iba a defender…-

-Bueno compañero, ¿Empezamos por casa?-, preguntó Rubén.

-Es cierto que adentro tuvimos muchos que nos vendieron el oro y el moro. O un moro que nos vendió plomo por oro. Pero estos te dicen la verdad en la cara, y ya no son sólo desde los canales de TV-.

Rubén fijó su mirada en el horizonte y dijo: -un discurso anti patria penetra en una sociedad sin patria. Un cantor decía que mientras el nieto quiera irse a Estados Unidos y el abuelo volver a europa, nadie pensaba en un futuro para estas tierras. Pidamos la cuenta mejor-.

Jorge dio un suspiro profundo y sentenció -Yo invito. Deberíamos cambiar de lugar, dejar de juntarnos en Corrientes y Esmeralda, dónde está el arquetipo porteño que describió Raúl Scalabrini Ortiz en 1931, en su libro “El hombre que está sólo y espera”. Bueno en verdad, no cambió nada. Seguiremos esperando.-

Rubén no lo miró, pero mientras dejaba la propina debajo del platito que sostenía el pocillo sonrió a medias y ultimó la charla diciendo -No se crea amigo, algunas cosas cambiaron. La esperanza de una patria justa, libre y soberana no, pero ya no estamos solos-.