Una expulsión polémica, y un penal atajado que debió repetirse por
un supuesto adelantamiento del arquero, pusieron los condimentos de
un flojo rendimiento deportivo, y una nueva derrota para los
velezanos.
Esta vez el verdugo fue River, esta vez el monumental fue el testigo
de los tres goles que sentenciaron la caida del fortín por 3 a 0. Ni
el arribo de Omar De Felippe en la conducción del equipo pareció
despejar el oscuro momento que atraviesa el conjunto de Liniers.
Vélez vive una profunda crisis deportiva. Llegaba al Monumental con
Alberto Fanesi como DT interino tras la salida de Christian Bassedas
y con tres derrotas en cuatro partidos. Y encima el partido ante
River comenzó de la peor manera: iban 10 minutos cuando el paraguayo
Blas Cáceres se fue expulsado y enseguida llegó el gol de Sebastián
Driussi.
Cáceres llegaba ajustado a dominar un balón contra el lateral
izquierdo y Andrés D'Alessandro intentó barrerlo con vehemencia.
Cuando el paraguayo recuperaba la posición en el campo de juego, se
sacó de encima al jugador de River con un manotazo. D'Alessandro
exageró, como si le hubiesen pegado un codazo. Y Fernando Rapallini
decidió expulsar al guaraní. Para colmo de males, cerca del cierre
del primer tiempo, Cristian Nasuti le cometió penal a Driussi tras
un resbalón y Rapallini no dudó. Lucas Alario remató a la izquierda
de Alan Aguerre, que se estiró y desvió el balón.
Pero el línea, Sergio Viola
levantó la bandera para advertir al árbitro principal que el arquero
se había adelantado unos centímetros. El penal se repitió y Alario
no falló esta vez, y puso el 2-0. Vélez ya estaba hundido.
Luego los de Marcelo Gallardo ampliaron la cifra del marcador en el
complemento, con otro tanto de Driussi pero todo estaba definido
antes. Al término del partido, Cubero fue contundente con su
evaluación de lo ocurrido: "El árbitro no se quería meter en
quilombo, la responsabilidad se la tiró al línea porque él es el que
cobra en realidad. Algo incobrable porque no se adelantó e incluso
en el penal es mano que el árbitro no la ve, pero bueno, si quedamos
con uno menos y jugamos contra 12 es difícil porque el línea, no
sabemos que ve y encima cuando le protestas se pone prepotente, te
quiere echar, es muy difícil así", remarcó el eterno jugador de
Veléz.
Los de Liniers taparon con la polémica del partido un nuevo, y ya
preocupante, mal desempeño en la cancha.