ACÁ ESTOY CAMPEÓN DE NUEVO

Vélez venció por 2 a 0 a Central Córdoba y se proclamó campeón de la Supercopa Argentina por segunda vez en su historia. Con un doblete del defensor Jano Gordon, el Fortín superó al Ferroviario en el Gigante de Arroyito, cancha de Rosario Central.

En la previa se esperaba que fuese un duelo atrapante. Y los protagonistas no defraudaron. Vélez y Central Córdoba son dos de los mejores equipos de este semestre, y llegaban a la final de la Supercopa con el envión de lo hecho a lo largo de estas últimas semanas.

Doblete de Gordon y sello de La Fábrica: «No lo soñé ni en los mejores casos», publicó Diario Popular.

Con una tarde primaveral ideal, ambos equipos regalaron un gran espectáculo. Con intensidad, ganas, velocidad y compromiso, salieron a jugar el partido como lo que era: una final. El Fortín llegó a disputar la Supercopa Argentina por haber sido campeón de la Liga Profesional, mientras que el Ferroviario lo hizo por ser campeón de la Copa Argentina.

Una Copa Argentina en cuya final venció, nada menos, que a Vélez. Así que esta tarde el equipo de Liniers se tomó revancha. Con este triunfo no solo se reivindicó de aquel partido, sino que también alzó el segundo título de este 2025. En julio ya había ganado la Supercopa Internacional cuando triunfó ante Estudiantes.

Para ese entonces ya estaba Guillermo Barros Schelotto en el plantel, y desde aquel momento hasta ahora ha logrado dotar a su equipo de una impronta clara. A pesar de ser un elenco joven, con muchos aspectos todavía por pulir, el Fortín da paso tras paso para convertirse cada vez más en un equipo sólido y sostenible.

Siempre con su bandera, innegociable, que es la de sus pibes. La de La Fábrica. La de promover juveniles como un estilo de gestión. Hoy, ante Central Córdoba, los dos goles tuvieron ese sello: dos centros de Maher Carrizo, y dos cabezazos de Jano Gordon. 19 y 21 años.

Carrizo confirmó que no fue improvisado: «Lo habíamos practicado ayer en el entrenamiento». Y Bouzat, uno de los experimentados, les dio el crédito: «El salto de calidad lo dan siempre los chicos en este club».

Vélez fue efectivo en el área y eso le dio el título. Si es cierto eso de que «las finales no se juegan, se ganan», hoy al Fortín el vox populi le cabe a la perfección. Es que no fue un buen partido el del campeón, que casi en ningún momento de los 90 minutos logró pisar firme, encontrarse con su juego y fluir con claridad.

A nivel individual, los jugadores estuvieron demasiado imprecisos. Y como el fútbol es un juego grupal, suele suceder que muchas acciones individuales terminan por determinar el desarrollo colectivo.

En el balance general, el equipo de De Felippe se mostró mucho más cómodo. La pelota la tuvo mayormente el rival, pero el partido se jugó en el terreno que quisieron los santiagueños. En los duelos individuales, en el rigor físico, en el despliegue coordinado para marcar, el Ferroviario se comió al Fortín.

Central Córdoba eligió defender pero no cerca de su arco, y ya a la altura de mitad de cancha se plantaba para detener los avances del rival. Rápido e intenso para cortar, se lanzaba de contragolpe en velocidad y preocupó más de una vez a Vélez, sobre todo por el lado de Perelló. Los de De Felippe fueron un equipo áspero, compacto, veloz y pragmático. Pudieron haber convertido.

Pero, volviendo a eso de que «las finales no se juegan, se ganan», a los de Liniers le calzó perfecto. La ganó. De manera contundente, con justicia y con el sello de la casa. Guillermo Barros Schelotto fue ovacionado por el público: todo un síntoma de este 2025 sacudido por las emociones.