Comenzó la recta final para las elecciones bonaerenses del próximo fin de semana.
Se da pocos días después de la elección ejecutiva de Corrientes, que dejó en claro que lejos del partidismo nacional las provincias consolidan su estrategia local. La Libertad Avanza quien no se juntó con el ahora flamante Gobernador porque prefirió ir con alguien “puro” salió cuarto cómodo.
Mientras que Wado de Pedro y Ottavis le vendieron a Cristina (y ella compró) que el candidato que fue con el kirchnerismo tenía chances de ir al balotaje. Resultado: salió segundo, si. Pero a 30 puntos del primero.
No hace falta una segunda vuelta en Corrientes, el gobernador electo es Juan Pablo Valdés, hermano del actual gobernador.
En un distrito históricamente liberal para remontarse a un Gobernador peronista electo por el voto popular hay que ir hasta la década del 70´cuando aún vivía el General. Hubo alguno después pero puesto por Menem como Interventor, es precisamente por ello, que al estar intervenida tiene el desfase con el resto de las provincias (excepto Santiago del Estero) y vota en elecciones ejecutivas cuando para el resto son sólo legislativas.
En una provincia liberal el acuerdo con un Presidente que presume de serlo debería haber durado 10 minutos en formalizar la alianza. Sin embargo, y aunque Santiago Caputo había fijado encuentro con Valdés, fue Karina y Lule Menem quienes optaron por marginar al candidato ahora electo e ir con un libertario de pura cepa, el diputado que se agarró con Oscar Zago en el recinto.
Los Menem y Karina, el triángulo Ejecutivo, no pega una. Y para peor le entran todas las manos.
Sobre todo la de un domador de reposeras que pasó a retiro el descanso y está las 24 hs viendo de qué manera puede demostrar que fue un error atroz haberlo denigrado.
Primero salió la condena a Cristina cuando la cosa iba encaminada para el oficialismo, eso ordenó un poco el peronismo pero no alcanzó.
Ahora se filtran lo de las coimas, las escuchas, la paranoia.
Amén de «El hijo de los Kirchner” que no pierde oportunidad para que Milei siga con su proyecto, el desenlace del gobierno parece poco claro. Todos los días el Banco Central (el cual fue velado por los libertarios) tiene que salir a apagar incendios, la macro que era la jactancia del Gobierno se desploma.
El único dato que respalda la gestión es el precio del dólar, hasta cuándo durará así es una incógnita.
Es que ahora el peronismo puede aprovecharse de un oficialismo que está aturdido, tirado en el ring, y con el árbitro contándole. A su vez, es el peronismo el que cada unas semanas es noticia por estar tirado en el ring, aturdido, y con el árbitro contando. Entonces los analistas ven que eso lo puede usar el oficialismo.
Al final de cuentas, un sector se beneficia sólo por la decadencia de su adversario. Mientras sea la falencia del otro y no la virtud propia la que mande, estaremos condenados a esta conducción.
Un peronismo organizado no puede dejar que se lo humille, no sólo eche trabajadores sin motivo sino que le digan vagos, o los repriman. Sin embargo la CGT toma como un logro no dividirse, la unidad como una máxima. Es entendible que fraccionados pierden fuerza, siempre habría unos más combativos y otros más afines al diálogo. Lo que pasa es que ahora todos son afines al diálogo y no hay combativos.
Los dirigentes provinciales en su territorio y los nacionales en su ombligo.
Así como con un peronismo organizado el Gobierno pendería de un hilo, no por golpista sino porque sería representativo de un pueblo que la pasa mal, algo que decididamente ahora no hacen, el gorila en otra época que había más organización en el movimiento también era superior a este oficialismo.
De tanto denigrar la política tenemos el fondo de olla. Más abajo que esto la lava volcánica.
¿Llegaremos a tocarla? ¿O nos quemaremos antes?
