¿Qué es lo más importante en un
cuento?, ¿Su trama?, ¿La composición de los personajes?, ¿Sus
dichos?, ¿En la época en la que transcurre?.
Podría inventarse el lugar, de hecho no mencionar el momento en el
que se produce, todo podría ser imaginación.
Un cuento puede ser pura inventiva de su creador, lo importante… Lo
más importante del relato es quién lo narra. En primera persona, en
tercera, de forma intimista, u omnipresente.
Esa transferencia que hacemos hacia al narrador es natural, y
aceptamos como normal que toda la narración de un cuento sea una
inventiva.
Eso se replica en la realidad.
Lo importante en una historia es quién la narra. Si hasta recién me
iba siguiendo, este es el momento donde comienza el primer
interrogante grande.
Si en un cuento el narrador relata que en uno de los salones de la
casa imperial, Chou Zen se reunió con el mercader forastero Tom
White. Tras horas de debate el oriental decidió no comercializar sus
telas y ante lo que creyó un insulto lo expulsó de sus dominios. Lo
creemos. Decidimos creerlo.
Esta semana trascendió la noticia de que existió una reunión en la
quinta de Olivos entre el Presidente Alberto Fernández, y la
vicepresidenta Cristina Fernández. Para más información fue el lunes
21 de septiembre, el picnic de los Fernández.
Hasta ahí, se puede corroborar porque existen agendas, por allegados
o algún testigo de la quinta.
Pero el narrador de este cuento es omnipresente y puede anoticiarnos
de lo que charlaron. Si, dos personas hablaron de algún tema en
privado, y a su vez, para gran consumo porque leyendo ciertos
portales nos enteramos de que la charla giró en torno a temas
económicos.
Todo esto es descriptivo. Antes de continuar es necesario
sincerarnos.
Aceptamos creer la ficción de un cuento por lo que dura la lectura.
¿Aceptamos como real creer esta noticia?
En el texto el creador de la noticia comenta que Cristina se mostró
disconforme con el rumbo económico del país, tema que explota o
mejor dicho implosiona dado que el Presidente se vuelca por la
postura del Presidente del Banco Central de la República, el radical
Miguel Ángel Pesce en lugar de la postura del Ministro de Economía y
afín a Cristina, Martín Guzmán.
Lo dicho ¿Pudo haber ocurrido? Posiblemente, pero cómo saberlo. Si
cree que Cristina decidió precisamente después de tantos años de un
cierto trato con la prensa hegemónica comentarle lo dicho en una
reunión privada. Con todo respeto, está eligiendo creer lo que dice
el narrador.
Alberto tiene distinto trato con la prensa hegemónica, pero no por
ello cabe pensar que va a ir corriendo a contarles lo dicho en una
reunión privada. Si lo cree es porque está eligiendo confiar en el
narrador.
¿Los allegados? Que los protagonistas de la historia se lo cuenten a
gente cercana y estos a la prensa. Es rebuscado, también es una
cuestión de elegir creer.
El hecho es que nadie sabe qué fue lo que hablaron. En la serie de
Netflix sobre Nisman una de las fuentes citadas dice que ya tenían
la conclusión antes de la hipótesis.
Adaptado a otra invención, en este caso está primero la conclusión y
después las premisas.
Convengamos que si no se juntaban a hablar el Presidente de la
Nación y su par del Senado, los medios publicaban que ni se
hablaban. Se juntaron y por lo tanto, publicaron que ella lo
prepoteó.
La lógica parece ser: si logro que me crean la conclusión, las
premisas son más fáciles de cumplir. Es el abc de una operación de
prensa.
Que salga el Frente de Todos a criticar a Pesce es la profecía
autocumplida. “Lo critican porque se enojó la jefa primero”, y quizá
esa conversación nunca existió.
Lo más importante en un cuento es el narrador, la cuestión es
nuestro país pasa por: pueblo o medios ¿Quién maneja la lapicera?.