El sábado 24 a las 17hs se realizará un abrazo simbólico al ex
Instituto de Menores Manuel Rocca apoyando la presentación del
proyecto de Ley para que en ese predio se construya un polo
educativo.
Entre las consignas que plantean los organizadores está el rechazo
al plan del GCBA para que este predio sea vendido para negocios
inmobiliarios privados, piden que se respete el destino del espacio,
que fuera donado al Estado para fines benéficos, porque en la ciudad
necesitamos más escuelas.
“Los chicos no la pasaban bien; se escuchaban gritos". La frase
pertenece a Rosa Pereira, una vecina del barrio porteño de Monte
Castro que vive a media cuadra del Instituto Rocca, cerrado hace
tres años tras un motín que terminó con la muerte de un adolescente
al incendiarse su celda. El predio, de una manzana entera, figura
ahora entre los tres inmuebles que el gobierno de la ciudad planea
vender para unificar en un "centro modelo" el sistema de reinserción
de los chicos privados de la libertad.
Allí, en tierras estatales situadas en Bonorino y Castañares, se
prevé levantar el edificio, de dos pisos, que demandará una
inversión de US$18 millones. La obra se hará en tres etapas, con una
finalización prevista para diciembre de 2021. Hoy, en ese predio,
funciona "la adoquinera", la planta de reciclado de materiales que
fabrica baldosas de vidrio triturado para las veredas de la ciudad,
dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio público porteño.
En Monte Castro, los vecinos del centro de menores Manuel Rocca,
cuya estructura centenaria se levanta en medio de un parque
arbolado, no se oponen a que el lugar sea vendido, pero ponen
reparos al destino que tendrá el terreno.
En el proyecto presentado en la Legislatura, se estipulan normas
urbanísticas que habilitan edificaciones de mediana intensidad.
"Sería bueno que se convierta en un espacio verde y no que haya más
torres, porque afectaría los servicios", pidió Rosa Pereira, que
reside desde 1973 sobre el pasaje David Peña, a media cuadra del
predio.
En su origen, el inmueble sobre la avenida Segurola fue un
hogar-escuela para hijos de padres tuberculosos que se atendían en
el Hospital Rocca, distante 200 metros.
Así lo había dispuesto el texto de donación que hizo Manuel Rocca,
propietario de esas tierras, a inicios del siglo XX.
Para Leticia Maronese, integrante de la Junta de Estudios Históricos
del barrio de Monte Castro, la manzana no debe venderse. "La
donación se debe seguir cumpliendo. Él legó los terrenos para que
sea un asilo para chicos", indicó.
Por Rodrigo
Marcogliese
Fuente:
Consejo Consultivo Comunal 10/Foro por la Educación Pública