Al cumplirse un nuevo aniversario del retorno a la democracia tras
siete años de plomo vividos en la última dictadura militar, la
Legislatura porteña realizó un acto homenaje al ex mandatario Raúl
Alfonsín.
Una diputada encabezó el acto “35 años de Democracia”, declarado de
interés cultural por la Legislatura de la Ciudad y realizado en el
Salón Presidente Perón. “No a la muerte, no a los desaparecidos, no
a la tortura, si a la instauración de la democracia en todas sus
dimensiones”, afirmó Vischi al rememorar las elecciones del 30 de
octubre de 1983, que consagraron presidente electo a Raúl Alfonsín.
La legisladora recordó que el ex presidente en su “accionar, tenía
una profunda vocación democrática, la defensa del derecho en todas
sus dimensiones”. Vischi mencionó que los principales puntos de la
gestión del líder radical al frente del Poder Ejecutivo Nacional,
como “la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas (CONADEP), el histórico juicio a las juntas”.
Además, dijo ante un salón colmado que además de “recordar a Raúl
Alfonsín y dedicar un gran aplauso”, al que respondió el público,
hoy es “un día importante para el país, porque la democracia es para
todos”.
Lucía Alberti, diputada nacional con mandato cumplido, fue la
encargada de coordinar el acto organizado junto al Instituto de
Derechos Humanos Mario Abel Amaya. Consideró que la democracia está
consolidada “gracias a la lucha inclaudicable del doctor Raúl
Alfonsín”.
Raúl Borrás, dirigente e hijo del ministro de Defensa de la Nación
entre 1983 y 1985, recordó las diferencias entre “aquella Argentina
de 1983 y la que se abrió”. En 1983 “el endeudamiento había pasado
de 3 mil millones a 45 mil millones, en tan solo 15 años”, “veníamos
de una guerra perdida” y “30 mil compatriotas ya no estaban”.
Borrás subrayó “la capacidad de liderazgo de Alfonsín” al
“plantearse con los partidos políticos, lograr llevar a la Argentina
a un futuro mejor”. El dirigente evaluó que eso “no fue producto de
la casualidad” y contó que “en los peores momentos de la dictadura,
Alfonsín estuvo defendiendo líderes políticos, que ni siquiera eran
de su filiación política”. Y citó al líder radical: “defendí
aquellos para que tuvieran su debido proceso”, frente a las torturas
y asesinatos perpetrados durante la última dictadura militar
(1976-1983).
Borrás manifestó preocupación ante “la fatiga social que se está
abriendo paso en nuestra región, con alternativas negativas”, como
la elección de Jair Bolsonaro para presidente del Brasil. “Sin
golpes de estado, puede haber grandes retrocesos institucionales”,
por lo cual sostuvo necesario “reafirmar la libertad y nuestros
derechos”, ya que “eso es lo que nos ha dejado Alfonsín”.
Jorge Ferronato, director del Ciclo Básico Común de la Universidad
de Buenos Aires, contextualizó la vuelta a la democracia en
Argentina. En el siglo XX “pasaron las cosas más monstruosas de la
humanidad”, con el “holocausto”, el genocidio étnico, político y
religioso en Europa dirigido por la Alemania nazi y las “bombas
atómicas”, lanzadas por los Estados Unidos, con el exterminio de los
ciudadanos japoneses de Hiroshima y Nagasaki. Luego de la Segunda
Guerra Mundial, continuó “la guerra fría”, que provocó “una profunda
grieta” y “ruptura” entre dos bloques.
El profesor recordó que cuando Alfonsín asumió como presidente
democrático, en los países vecinos de “Chile, Brasil, Paraguay y
Uruguay” había dictaduras militares, mientras que los Estados Unidos
eran gobernados por el conservador Ronald Reagan y el Reino Unido,
por Margaret Thatcher, “la dama de hierro”. Pero Alfonsín siempre
remarcó “la carrera hacia la paz, la libertad, la conciliación” ya
que “el camino no eran las armas, la violencia”, sino “el diálogo,
la discusión política y serena”.
Ferronato recordó que “Sudamérica tenía el plan Cóndor y Estados
Unidos planificaba en las Escuelas de las Américas”, donde todos los
militares se graduaban allí con la doctrina de seguridad nacional,
que habilitaba la represión interna. Pero Alfonsín comprendió que
las Juntas Militares, integrada por los comandantes de las tres
Fuerzas Armadas que ejercieron el poder de facto entre 1976 y 1983,
“debían ser juzgadas, único caso en la historia” en las que las hizo
el propio Poder Judicial Nacional. Ferronato consideró que Alfonsín
fue “el constructor de una Argentina más libre y más justa”.