19/11/2018

¿POR QUÉ HOY ES FERIADO?


Se debe al feriado nacional aprobado en el 2010 cuando se firmó el decreto 1584, que establece el 20 de noviembre como “Día de la Soberanía Nacional” en recuerdo a la gesta en La Batalla de la Vuelta de Obligado.

 


La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, en aguas del río Paraná, sobre su margen derecha y en el norte de la provincia de Buenos Aires, en un recodo donde el cauce se angosta y gira, conocido como Vuelta de Obligado, en lo que hoy es la localidad de Obligado (partido de San Pedro).

Enfrentó a la Provincia de Buenos Aires, liderada por el brigadier Juan Manuel de Rosas (1793-1877), quien nombró comandante de las fuerzas porteñas al general Lucio N. Mansilla (1792-1871); y a la escuadra anglo-francesa, cuya intervención se realizó bajo el pretexto de lograr la pacificación ante los problemas existentes entre Buenos Aires y Montevideo.
Los europeos pretendían establecer relaciones comerciales directas entre Gran Bretaña y Francia con las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Rosas como encargado de las relaciones exteriores de la Confederación.

En 1845, el general Juan Manuel de Rosas gobernaba por segunda vez la provincia de Buenos Aires, mientras que Uruguay se encontraba en medio de una guerra civil entre los caudillos Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. Oribe acudió a Rosas, buscando apoyo para recuperar el gobierno que había perdido ante Rivera quien era ayudado por Brasil; a lo demandado por el nacional Oribe, Rosas accedió con aporte de tropas y armamento. Con esta ayuda, Oribe invadió el Uruguay y sitió la ciudad de Montevideo.

La intervención de fuerzas extranjeras exaltó los ánimos, y motivó que el Reino Unido y Francia intervinieran en el conflicto, apoyando al autodenominado "Gobierno de la Defensa" protegido por Brasil, el Reino Unido y Francia, autoconvocándose como mediadores en el conflicto. Rosas fue intimado a retirar sus tropas, pero rechazó la intimación. Inmediatamente, la escuadra porteña que bloqueaba Montevideo fue capturada por la flota combinada.

Con el desarrollo de la navegación a vapor (efectuado principalmente en el Reino Unido, Francia y Estados Unidos) ocurrido en la tercera década del siglo XIX, grandes navíos mercantes y militares podían remontar en tiempos relativamente breves los ríos en contra de la corriente, y con una buena relación de carga útil.

Según Felipe Pigna, “compartía con los terratenientes bonaerenses la seguridad de que el Estado no podía entregarse a ninguna potencia extranjera. No había tanto en Rosas y sus socios políticos y económicos una actitud fanática que se transformara en xenofobia ni mucho menos, sino una política nacionalista pragmática que entendía como deseable que los ingleses manejasen nuestro comercio exterior, pero que no admitía que se apropiaran de un solo palmo de territorio nacional que les diera ulteriores derechos a copar el Estado, fuente de todos los negocios y privilegios de nuestra burguesía terrateniente”.

El 13 de agosto de 1845 se le dieron instrucciones a Lucio Norberto Mansilla (padre del destacado escritor argentino Lucio V. Mansilla) para construir baterías costeras artilladas. Mansilla solicitó al juez de paz sampedrino Benito Urraco que le informase sobre el armamento existente y la población de entre 15 y 70 años, y que pusiera en estado de asamblea a la milicia activa.

En el marco de la Guerra Grande, una flota anglo-francesa integrada por 22 barcos de guerra y 92 buques mercantes fue interceptada por tropas argentinas, al mando del general Lucio Norberto Mansilla. Los europeos disponían de 418 cañones y 880 soldados, contra seis barcos mercantes y 60 cañones de escaso calibre que les opuso Rosas.

La principal fortificación argentina se encontraba en la Vuelta de Obligado, donde el río tiene 700 m de ancho, y un recodo pronunciado dificultaba la navegación a vela.

El general Mansilla hizo tender tres gruesas cadenas de costa a costa, sobre 24 lanchones.

En la ribera derecha del río montó cuatro baterías artilladas con 30 cañones, muchos de ellos de bronce, con calibres de 8, 10 y 12, siendo el mayor de 20, los que eran servidos por una dotación de 160 artilleros.

Finalmente, los anglo-franceses consiguieron forzar el paso y continuar hacia el norte.

Contra lo que las fuerzas anglo-francesas esperaban, no lograron concitar la simpatía de la población ribereña, especialmente en las provincias de Santa Fe (que fue defendida por tropas al mando de Pascual Echagüe) y Entre Ríos. En las orillas de ambas provincias, la flota invasora fue atacada repetidamente, tanto de ida como de regreso, en los combates

La mayor parte de las mercaderías que portaban quedaron sin colocar. Su costo financiero, después de los daños infligidos por las fuerzas argentinas, se elevó enormemente. Por lo tanto, si bien lograron algunos resultados políticos, los beneficios económicos esperados se trocaron en un fuerte quebranto.

Tras varios meses de haber partido, las fuerzas y naves agresoras debieron regresar a Montevideo “diezmados por el hambre, el fuego, el escorbuto y el desaliento”, como dijo el historiador argentino José Luis Muñoz Azpirí.

De modo que la victoria anglo-francesa resultó pírrica: tanto la decisión de las fuerzas defensoras, como las complicaciones que imponía (e impone actualmente) el sinuoso cauce del Paraná a la navegación, hacían excesivamente costoso intentar nuevamente la navegación del mismo en contra de la voluntad del gobierno porteño.

Chile y Brasil cambiaron sus sentimientos (que hasta entonces habían sido hostiles a Rosas) y se volcaron, momentáneamente, a la causa de la Confederación. Hasta algunos unitarios (enemigos tradicionales de Rosas) se conmovieron y el coronel Martiniano Chilavert se ofreció a formar parte del ejército de la Confederación.

El general José de San Martín (1778-1850) expresó desde su exilio en Francia que “ya sabía la acción de Obligado; ¡qué inequidad! De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres sea cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en íntima convicción no sería un momento dudosa en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá en nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España”.

Esta batalla, pese a ser una derrota táctica dio como resultado la victoria diplomática de la Confederación Argentina, debido al alto costo que demandó la operación. Implícitamente, la resistencia opuesta por el gobierno argentino, obligó a los invasores a aceptar la soberanía argentina sobre los ríos interiores. Gran Bretaña, con el Tratado Arana-Southern, de 1847, concluyó definitivamente este conflicto y en marzo de ese año ordenó el retiro de su flota.

Históricamente, los federales y nacionalistas argentinos han considerado el combate de la Vuelta de Obligado como el más importante triunfo en la lucha por consolidar y hacer respetar la soberanía de las nuevas repúblicas, especialmente la República Argentina.

En el Metro de París existe una estación que, hasta 1947 se llamaba “Obligado”. Tras la visita a Francia de Evita Perón fue rebautizada como “Argentine”.

La Batalla de la Vuelta de Obligado ha sido recordada en uno de los formatos de los billetes de 20 pesos argentinos que en una cara lleva el retrato de Juan Manuel de Rosas y en su reverso una imagen de la Batalla de la Vuelta de Obligado.

Los pocos emblemas de los estados de la Confederación Argentina que fueron tomados por los franceses fueron reintegrados a la República Argentina por el premier francés Jacques Chirac.

En 1973, con Perón en la Casa Rosada, el Congreso nacional declaró el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional ​con carácter de feriado optativo, lo que fue abolido durante la dictadura militar.

El 3 de noviembre de 2010 se firmó el decreto 1584 nuevamente declarando el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, con carácter de feriado nacional en toda la República Argentina.

 

Por Rodrigo Marcogliese

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  16 de noviembre, "Día del vecino de Versailles" 

   

 

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