Esteban Bekerman es el creador
del primer y único espacio cultural porteño dedicado al pasado del
fútbol. En la nota hizo referencia de la historia de un mítico
jugador que atesora su historia.
¿Que es “Entre Tiempos”?
Es un espacio cultural y a la vez una librería, centro de
documentación y archivo, espacio al que la gente puede concurrir
para hacer investigación histórica sobre fútbol, y próximamente -si
aparece buen socio -será la base de algún emprendimiento turístico.
Me llama la atención haber escuchado hablar de lo bien que jugaba
Trinche Carlovich, hasta lo comparan con Maradona, ¿Quién fue en
realidad? Es un mito viviente
porque aún vive, y es uno de los máximos ídolos en la historia de
Central Córdoba Rosario. Emblemático de la década del ’70 que
justamente para ponerlo un poco en contexto, es en realidad un
exponente más de lo que vendría a ser la última generación de oro
del fútbol argentino. Generación que le dio al país ni más ni menos
que sus dos títulos en campeonatos mundiales.
¿Qué características tenía? Era un exponente
bohemio, un jugador que no quiso o prefirió sacrificar la
posibilidad de trascender sólo por el hecho de estar muy cómodo en
el Central Córdoba, y de tener un régimen de entrenamientos muy
laxos. En realidad jugó en otros clubes, y es muy querido en Mendoza
por la gente de Independiente Rivadavia donde dejó también excelente
recuerdo y fue muy destacado, no así en Colon, único club para el
que pudo jugar un poquito en primera. El no quiso ser un jugador que
ganara mucha plata y trascendiera por esto en el extranjero, él
quería escaparse, pescar. Por eso no llegó tanto a los primeros
planos del fútbol argentino. Se destacó por la jugada del caño de
ida y vuelta.
Menotti también lo convocó… Antes de que asumiera
Menotti para la preparación del seleccionado al mundial de Alemania
se armó una selección de jugadores de Rosario, y el único que no era
de Newell´s fue Carlovich. En definitiva, si iba al mundial esa
selección de Rosario hubiera hecho mejor papel que la que terminó
yendo. Por eso, creció mucho el mito de Carlovich.
Bekerman también hizo referencia
al torneo de 30 equipos, “hay que remontarse a los últimos torneos
de la era amateur en los años ’30, donde llegaron a jugar 36 equipos
todos contra todos en la misma rueda. Algo que los clubes grandes no
toleraban más, y dio lugar al golpe de los grandes. La oligarquía
económica del fútbol se cansó de compartir ganancias con clubes
menores o chicos, como el Honor y Patria, por ejemplo”.