El titular de la Defensoría del Pueblo, Alejandro Amor, detalla el
rol del organismo ante hechos tales como la suba de los créditos
UVA, evitar los abusos tarifarios, o regular el valor de los planes
de ahorro para sacar automóviles. Con la premisa de acercar y
descentralizar la institución plantea su ambiciosa propuesta para
que deje de haber gente durmiendo en las calles de la Ciudad.
Si pudiese volver al comienzo de su primera gestión ¿Pudo cumplir
las primeras objetivos?
Las expectativas fueron absolutamente superadas, hay realidades de
carácter nacional y de la Ciudad de Buenos Aires que además de lo
que uno se plantea en su gestión, obligan a intervenir. El tema de
las tarifas no estaba dentro de los ejes centrales de la Defensoría
por ejemplo, porque de hecho no existían ese problema. Lleva al
compromiso de muchos trabajadores de la casa. Por otro lado,
cumplimos con objetivos importantes como la descentralización, hoy
hay más de 41 sedes en el ámbito porteño, el desarrollo de
relaciones en base a herramientas digitales, tenemos un contact
center donde no atienden máquinas, sino personas. Pero necesitamos
avanzar mucho más, estamos trabajando en el proceso de
digitalización del organismo. Ese proceso al igual que las obras
edilicias son diseñados por trabajadores de la casa, y eso es un
orgullo.
¿Cuál es la impronta que quiere dejar en la Defensoría?
Básicamente nos pusimos como objetivo estar donde están los
problemas, y los vecinos los tienen en su vida y no en este
edificio. Lo que hacemos es salir a la calle. Diariamente la
Defensoría está en distintos puntos de la Ciudad, y al mismo tiempo,
hacemos guias para saber cómo se leen tarifas de servicios, por
ejemplo. La mediación la tomamos como mecanismo de resolución de
conflictos, es gratuita, voluntaria y lo acordado se convierte en
Ley. De todas las mediaciones que llevamos realizadas hoy tenemos
más del 95 por ciento de resolución positiva, y en eso hay un dato
fundamental, si dos personas vienen a una mediación ya tienen deseo
de acordar. Tenemos en claro que los problemas tienen el tamaño de
quienes lo padecen, no de como lo vemos nosotros. Acá se reciben
todas las denuncias y nunca se rechaza ninguna, es fundamental
agotar todas las instancias si es necesario, incluida la judicial
donde la Defensoría pone servicios de abogados del Estado para la
defensa del vecino.
Además de estar al frente de la Defensoría de la Ciudad es
Presidente de la Asociación de Defensores del Pueblo de la República
Argentina, ¿Qué diferencias existen entre los reclamos de los
vecinos en este distrito y los que realizan en el resto del país?
Este distrito cuenta con el PBI per cápita más alto del país y una
capacidad recaudatoria superior a cualquier otro. De los ingresos
que se perciben, un 70 por ciento son de Ingresos Brutos. Es muy
alto, y no tiene que ver con una gestión en particular. Eso hace que
uno tenga una mayor capacidad de respuestas. Al mismo tiempo al
estar en la Ciudad con las cabeceras de muchas empresas nacionales,
intervenimos o participamos en la interacción entre las Defensorías
locales y las empresas.
¿Un ejemplo pueden ser los planes de ahorro de automotrices?
En Argentina hay un índice de morosidad de un 30 por ciento en ese
tema. Naturalmente esos conflictos se resuelven en la Ciudad. Los
planes de ahorro significan en las terminales automotrices una
garantía de productividad muy importante, por eso es fundamental que
continúen. Pero en el contexto en el que vivimos, con la variación
de la cadena de valores hay que establecer un equilibrio porque hay
muchos que se incorporaron al plan y tienen que dejar de pagarlo por
el aumento desmedido de las unidades móviles.
¿En qué otros casos a escala nacional intercede la Defensoría?
Hay tres tipos de créditos: los hipotecarios, los personales y los
prendarios. La normativa que se dictó en diciembre enviada por
Alberto Fernández contempla los créditos hipotecarios, las
defensorías queremos trabajar también con los prendarios y los
personales. En especial en este último tipo porque por lo general no
eran altos pero eran tomados por personas para cancelar un
determinado número de cuotas de gas o luz, por ejemplo. Más de 300
mil personas tienen ese crédito, si sumas a las 1.200.000 de los
planes de ahorro que hablamos antes, y el conflicto que tuvimos con
el aumento de tarifas te da un panorama de lo fundamental en la vida
del vecino que es tener este organismo.
¿Cuál es el rol de los entes en relación a los abusos en los
servicios?
Las empresas energéticas no hablan de las ganancias extraordinarias
de estos años, existe un problema muy grande con los ENTES
reguladores. El ente se creó como mecanismo de defensa de los
usuarios cuando se privatizaron las empresas, pero es raro encontrar
a alguien que asegure que un ente le resolvió algo. Por eso nosotros
pedimos la intervención de todos los entes, y la designación de
personas por concurso público para que vayan personas capacitadas, y
no ex secretarios de energía que ahora pasan a controlar las
concesiones que ellos mismos hicieron.
Existió el problema de los electrodependientes…
En octubre pedimos un plan de contingencia a las empresas para
actuar en las épocas de mayor crisis. Planteamos la desdolarización
de las tarifas, porque los salarios son en pesos y los insumos se
comprar en pesos. Si es por una cuestión de adaptarnos a los valores
internacionales les pido que cuando el barril de petróleo baje de
precio en el mundo también lo hagan acá los combustibles. Terminemos
con los privilegios.
¿El próximo desafío?
Hablamos con el Jefe de Gobierno y la Ministra de Desarrollo Social,
no puede haber más personas en situación de calle en la Ciudad de
Buenos Aires. Las personas en situación de calle tienen distintas
razones, puede ser porque dejaron de pagar la pensión tras perder el
empleo, o son personas que hace años viven en la calle por
adicciones o algún cuadro psiquiátrico, hay menores, hay personas
que viven en la Provincia de Buenos Aires y duermen de noche en la
Ciudad para ahorrarse hasta 30 pasajes semanales en algunos casos,
lo que significa mucha plata para esa persona. El Estado tiene
capacidad para resolverlo, y uno ve que hay voluntad para hacerlo.
Las personas tienen que tener un lugar digno para dormir, a mi me
gusta tomar modelos del primer mundo para que no se crea que son
modelos intervencionistas del Estado, por ejemplo en Manhattan hay
edificios para personas en situación de calle, o en Berlín donde se
tomó la decisión de que el Estado alquile departamentos para la
gente sin techo. Son ejemplo de países capitalistas, desarrollados y
de primer mundo.