En medio de un contexto de post verdad, la profesora Alicia Martino
se animó a enviar un ensayo a la Gaceta donde realza el valor
subjetivo de las cosas, y no por ello, desviar la verdadera
intencionalidad de un hecho. Cuando ver se convierte en observar, y
lo subjetivo en verdad.
Aunque mi postulado-hipótesis parezca algo exagerado, y el problema,
muy teórico e inclusive puede sonar “algo latoso” el enfoque es
simple.
Las cuerdas histórico-política de las décadas recientes, es el best
seller nacional. El disco más cantado, el tema más vendido.
Sólo se trata de hacerse de unos periodistas “medio pelo” que opinen
sobre dicha realidad sin siquiera saber bien de qué se trata.
Con todo derecho, ustedes dirán: “y por casa, ¿Cómo andamos?”. Yo
les aseguro, amigos lectores, que me esfuerzo por opinar con
fundamento, como dice el gaucho Martín Fierro. Y trato de que mi
doxa (opinión según los griegos) sea, con todo respeto, ortodoxa
pues así ellos llamaban a la “recta” opinión.
Pero volvamos al grano, aunque el tema del campo parezca harina de
otro costal…
Mi humilde y ortodoxo juicio es que la grieta existió siempre, y se
sigue llamando “ricos contra pobres”. Lo planteo así porque los
ricos tienen el poder, y por lo tanto, embisten contra los más
vulnerables y no a la inversa como es empíricamente fácil de
comprobar.
Las rebeliones contra faraones, emperadores, reyes, y nobles en
general, por obligar al trabajo esclavo a su pueblo o a los altos
impuestos que les hacían pagar (hoy los llamaríamos tarifazos) y un
etcétera etcétera que todos conocemos, por ejemplo, que sobretodo
afectaba a los pobres.
Cuestiónenme, refutenme, si esto no es la grieta.
No la inventó Lanata, señores y señoras, pero el tiene la regordeta
habilidad de agitar adictivas hogueras de humo.
¡Encima te fuma y te insulta en la cara! Y algunos lo llaman,
arrogándose el título de “objetivos”, de un buen periodista.
Pero volvamos al tema-hipótesis, y para ir cerrando y no fatigarlos
con mis especulaciones, les diré lo que me pasó en varias charlas
con conocidos acerca del tema. Sobre la subjetividad, y sobre el
dilema de si en la subjetividad puede haber verdad. Porque a la
verdad la pintan objetiva, lavada y peinada, aséptica y casi
platónica, o sea, habitando un lugar utópico, abstraído de la
realidad. Error de filósofo…
Demasiadas veces, ideas subjetivas han tenido la razón. Ejemplo de
ello, la subjetividad de San Martín, de Belgrano, de Moreno…
Bastaría revisar la vida de nuestros patriotas para enfocar
correctamente a cuál subjetividad inclinarnos o avalar.
Así como la grieta se comprueba desde que unos vivillos se arrogaron
el ser descendientes de dioses o de Dios, y por lo tanto poderosos.
Y con esa perversa, y espuria verdad sometieron a sus pueblos a la
servidumbre y la miseria.
Ya que somos sujetos de derechos (que nos quitan a diario, casi
imperceptiblemente), sujetos de aprendizaje nos es inevitable ser
subjetivos, y ser objetivos es una ilusión, y aun, una falacia.
Daisaku Ikeda, maestro budista, expresa: “estoy incondicionalmente
del lado del pueblo”. Comparto totalmente tal altruista
subjetividad.