13/03/2017

EL ROCK DEL PAÍS


Ante las reflexiones distorsionadas de muchos formadores de opinión, Joel Capriz, que preso de su ilusión fue a bailar a la misa celebrada en Olavarria el último sábado da su visión de lo ocurrido en el recital del "Indio" Solari.

 


Apagá la tele que te lo contamos quienes lo vivimos.

Mirá, en la foto estamos el grupo que vamos siempre. Y se nos ve felices por estar en donde queríamos. Aunque sí, con el diario en la mano nos da un poco de pudor y culpa decir que al menos para miles y miles de almas en sintonía fue una noche feliz, que no nos sale compartir la euforia y las imágenes que captaron nuestras cámaras por todo lo que luego nos enteramos que aconteció.

Salí del recital y ni bien recuperé la señal del celular me llovieron mensajes y llamados consultándome por mi bienestar. En Buenos Aires los medios daban a conocer información que quienes ahí estuvimos y fuimos testigos de los hechos en primera persona "desconocíamos" absolutamente, o al menos en tal magnitud. Primero que hubo 5 muertos, luego 7 y más tarde 10 (dos menores y 8 adultos). Pero al final y luego de instalar información irreal se confirmaron 2 lamentables fallecimientos (se constató que no ocurrieron por aplastamiento) y varios heridos. Una enorme tristeza para lo que había sido una fiesta.

También nos contaban que el predio estaba excedido de su capacidad. Y, había mucha gente. Estuvimos en frente del escenario, delante de todo, y desde temprano en esa parte no entraba ni una aguja de lo apretados que estábamos. Por lo que al segundo tema decidimos apartarnos un poco. Ahí vimos que eran muchos los que querían alejarse y otros tantos que querían acercarse, esa estampida fue casi tan terrible, y para mí peor desde lo que viví, como el movimiento que se generó al sonar la primera canción. Vimos empujones, gente caer, gente atropellada, gente golpeada y gente pidiendo asistencia. Pero sólo unos metros debimos corrernos y ya nos ubicamos con comodidad para seguir disfrutando del espectáculo hasta el final. Seguíamos bastante cerca del escenario pero con suficiente espacio entre persona y persona que ya ni calor teníamos y tuvimos que abrigarnos. El Indio, al advertir las oleadas, en un momento pidió moverse dos metros hacia atrás y todos se movieron sin inconvenientes.

No fue el exceso de público lo que generó los incidentes sino la irresponsabilidad y brutalidad de aquellos que sin importarle nada querían a toda costa amontonarse delante de todo.

Algo similar pasó en los laterales con toda la gente que con el afán de no estar en medio del tumulto se acumuló hacia los costados y terminaron aplastándose contra las vallas. Espacio había, pero también inadaptados que generaron los ya conocidos incidentes y miedo en mucha gente cuyo pánico sumó al descontrol. Para frutilla del postre, afuera del predio la Municipalidad y las fuerzas de seguridad llevaron al público hacia una trampa cerrando varias de las salidas con vallas y generando un embudo que provocó otro descontrol.

El predio contaba con puestos de asistencia médica y por las pantallas gigantes se mostraban cómo llegar a éstos, pero el personal de Defensa Civil no estuvo a la altura de las circunstancias. El Indio interrumpió el concierto las veces necesarias solicitando colaboración del público para que se ordenaran los espacios y se pueda disfrutar de la fiesta, gran parte de los presentes colaboraron. También dejó de tocar para que se asista a quienes necesitaban asistencia y desde el escenario hizo lo que había que hacerse. Los incidentes que ocurrieron en el centro de la ciudad al día siguiente nada tienen que ver con el evento sino con unos pocos inadaptados que, como hicieron durante el concierto provocando tanto daño, empañaron lo que debía haber sido un encuentro exclusivamente de alegría.

Todo lo demás que muestran los medios de comunicación no existió o está mal relatado. Ellos tienen sus enviados que hacen la cobertura del evento en el lugar y presenciaron lo mismo que nosotros. Cuando sucede que relatan las cosas de una manera diferente a como sucedieron queriendo instalar un nuevo Cromañón dudamos mucho de su buena intención. No importa qué es lo que se demuestra después, los rumores y las mentiras ya habrán sido instaladas porque así funcionan los formadores de opinión. Por eso, nuestra voz tiene que difundirse. Lo demás es cháchara y sobre las habilitaciones, responsabilidades, organización, etc, ya habrá tiempo para discutir. Una pena muy lamentable que ojalá no se repita nunca más.

 

Por Rodrigo Marcogliese

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